lunes, 15 de marzo de 2010

Tentativa de salida del aula del dolor

La mente en el “NO”

Resulta que uso pocos años atrás no se habían puesto al consumo en los supermercados huevos de gallinas felices, sueltas.

¡Qué modernidad la nuestra!. Ya no se suele pensar que el estado natural auténtico de las gallinas sea estar libres en el corral, sino sacarlas de la tortura de las tormentosas jaulas. Estamos de acuerdo que esto es una corrección del “error fatal”, lo que ocurre es que si ello lleva a la mente de las gentes a creer que con eso se ha resuelto la práctica de explotación o la especulación, y se ha vuelto al estado natural primigenio, se está evidentemente engañando a sí misma engañada en ese NO encubierto y corregido, del “menos malo”. El que se crea esto y esté impregnando su mente con estas falsas maneras de esconder realidades torcidas, lo que hace es inyectar a su mente otra ficha más en el NO continuo a la realidad auténtica de la vida, en orden a otra justificación más para que sus estados de ignorancia, no solo se mantengan sino que aumente, justificando sus errores en vez de solventarlos y añadiéndolos a la larga lista que ya suele tener. Ello ayuda a que su estado de sufrimiento se mantenga.

La carga de acarrear pensamientos que atan la libertad de autoexpresión, bajo películas de autojustificación, son como una tapadera que los hace hervir más aún ahí dentro, unos “contra” otros.

Los pensamientos se han ido programando generación tras generación en unas determinadas configuraciones uniformadas a conjunto, solo con unas pequeñas peculiares diferencias culturales según las etnias. Esta programación circunstancial, que se predetermina como perdurable a instancias de creencias, se está viendo cada vez más engrosada, por los tremendos pesos contradictorios de la última etapa de siglo, y las graves negaciones en lo global e intercomunicado, de la primera década del siglo XXI.

Está claro que hay cosas en la consciencia, que parece ser que no pueden ser enseñadas por otras experiencias que no sean por las veredas del dolor y del sufrimiento. ¡Mucho hemos de aprender entonces!, porque la mente colectiva se está metiendo en esa poza de manera harto preocupante.

Muchos psicólogos y pedagogos, nos damos cuenta que resulta utópico pretender encontrar fórmulas adecuadas para extraer la mente de los colectivos de estos asumidos estados, de lleno en la negación del sencillo hecho de ser, y tendencia a generar y vivenciar estados de dolor, inventando maneras más sofisticadas para justificarlo, esconderlo y publicitar como excelente esta vía de evolucionar. ¡Eso se está decidiendo por parte del colectivo humano!. Y aunque todos vamos en el mismo barco, las casuísticas cuánticas de una aleatoriedad que pienso no es producto de una jugada se dados, tendrán mucho que decir acerca de las mentes que deciden a toda costa vivir en EL SÍ UNIVERSAL y observar a pie juntillas las Leyes Universales, que son las genuinas directrices de lo inequívoco.

Hay apreciaciones al respecto que a algunos nos resultan muy evidentes, pero que en cambio, no es posible que la mayoría de mentes del planeta se clarifiquen (minimicen) de manera adecuada para darse cuenta que sus propios pensamientos y conductas son las que le están haciendo tener unas experiencias en sufrimiento (asociadas con sus propios grupos), y que si los fuesen observando adecuadamente (causa – efecto) podrían ser cambiados por otros de más calidad de disfrute.

No se puede escuchar a Mozart dentro de la estruendosa vorágine dentro de unos altos hornos, quizá mejor dejarlo para cuando se den mejores ambientes.


El humano, a lo largo de la historia, ha estado más pendiente de los efectos que de las causas, del fuera que del dentro, y para eso se acomoda a unas religiones de conveniencias, descarados núcleos de poder donde los haya, si atendemos a sus emporios, dirigentes y manipuladores (no a sus contenidos raíces).

Al día de hoy, aún no parece darse cuenta, que se encuentra de lleno instalado en un NO sempiterno, Y EN NEBULOSAS DE PENSAMIENTOS EFERVESCENTES DE LA URGENCIA, que o bien lo enquistan en sus pasados (ya muertos), o lo están continuamente proyectando al futuro (que tan poco existe). Así esa mente VIVE EN TIERRA DE NADIE.

Provenimos entonces de una sofisticada escuela del dolor, de la lucha por la vida, del progresar desde el ahogo o la consternación, como cosa “normal”. “La vida es lucha, enfrentamiento constante”, así son los pensamientos, y así las acciones que de él se derivan. Desde bien pequeños nos enseñan por ejemplo que si tu madre no sufre por ti es que no te quiere lo suficiente, así que lo lógico sería hacerla sufrir.

El dolor llega al alcanzar cotas terribles, pero ¡qué pocos se plantean salir colectivamente de ahí! ¡educar de otra manera!.

Desde los pensamientos elaborados en estados de sufrimiento, se proyectan continuas negaciones a la vida misma. Miedos, fobias, deterioros de ir CONTRA CORRIENTE. No olvidemos que es una experiencia elegida, es más, por la inmensa mayoría de cerebros humanos activos en este tiempo.

Como se trata de Evolución, por muy terrible que sean las conductas que habilitan estos estado de sufrimiento, nos son, al parecer muy necesarios, a juzgar por los propios juicios y razones que a ello, a todo el colectivo nos lleva.

Al parecer, tras milenios no tenemos más remedio que observar la importante característica del dolor y sus miedos internos, y es que se constituye en necesario porque su perseverante tendencia es la de SITUARNOS CONSTANTEMENTE AHÍ, y no nos permite que nos vayamos. Una peculiar manera de esclavitud generacional, que incluso se enseña en hogares y escuelas sus afables apegos, humanos sacrificios e indulgentes renuncias a vivir felices y en paz.

El dolor nos sitúa presencialmente en el dolor que acontece, y no podemos negar que las mayores enseñanzas, por supuesto que vienen de allí, porque esta escuela tiene sus altos doctores en el arte de sufrir. Y es sorprendente que lo que muchos no pueden aprender de otra manera, surge de allí.

No es un secreto que cuando alguien sufre entonces nos solemos dar cuenta de cuanto le amamos, mientras que si son felices, o no le prestamos atención o en el fondo, hasta molesta al “solemne” de turno.

¿Quién es capaz de negar que se suele desplegar un amor especial al otro cercano cuando lo vemos sufrir?

Pudieran muchos llegar a la inconsciente práctica de reclamar amor, desde la práctica de sumergirse en estados de sufrimiento, y de esa manera hipotecar la atención del otro, buscando siempre lo contagioso o empático (el otro también caerá en ese sufrimiento solidario). Así llega un tiempo en que ambos ciegos caen en el hoyo, y allí poca aclaración acontece.

Otras veces somos capaces de dar lo mejor de sí para que el otro no sufra, pero siempre seríamos dependiente de ese estado de sufrimiento

El dichoso sufrimiento, nos da la capacidad de darnos cuenta del vacío que generan las ausencias, y si este estado nos atrapase la negación a ser felices, podría ya ser de por vida. Porque cuando alguien muy amado se nos va, desde ESE VACÍO DE LA AUSENCIA, se le comienza a amar COMO NUNCA SE LE HA AMADO.

¿Cómo se va a desproveer uno de esa condicionada herramienta?

¿Cómo osar quitarle al género humano esa condición?


En lo más profundo de la consciencia, dolor y placer son manifestaciones de una misma realidad evolutiva, y ambos caminos conducen al mismo unificado cuántico lugar.

Los estados condicionados de las especies favorecen situaciones de prevalencia frente al medio, y el enfrentamiento y la lucha han sido durante millones de años la constante.

Pero ahora toca evolucionar consciencia, y ya el reto es observar la realidad, más allá de los estados condicionados.

El dolor por el dolor mismo, puede que ya no nos sirva para evolucionar, y a polaridad alterna que sería la euforia vital, tampoco.

Lo que ya muchos observamos que nos toca es observar la vía de comprensión y análisis causa – efecto, que canalizado desde esos estados condicionados nos llega al núcleo centrado de la inteligencia – emoción unificadas.

Dr. Uno


No hay comentarios:

Publicar un comentario