jueves, 18 de marzo de 2010

CUANTO JESÚS 1

365 días y 24 intervalos en cada día, están a mi disposición para crear vida en esta vida a la que he venido, y aprender más adecuadamente aser de la manera que yo quiero ser ¿Qué tiempo voy a elegir para mí, y que sea suficiente para desarrollar lo que verdaderamente observo que toca a mi mente hacer “aquí y ahora”, en este tiempo que me toca vivir y en lo que yo decida? ¿O acaso he de dejar a otros que lo hagan por mí,arriesgando el debido respeto hacia mi persona?

¿Crees que una persona que quiera vivir en paz, tenga que venir a un mundo donde no haya más remedio que combatir, enfrentarseconstantemente a sí mismo/a y a los demás?. ¿Acaso la solución sea pasarme la vida huyendo de los más fuertes y cabezas de dominación porque yo aún no haya acertado en sacar mi propio potencial resolutivo que inactive esa desfavorable posición (interconexión) en vía de sufrimiento?

Existe un posible daño en el hecho de seguir cultivando o ejerciendo durante siglos y siglos energías mentales de separación, de enfrentamiento o huida; ira, agresividad o victimismo.

¿Y mi potencial resolutivo?

Conseguirlo nos suele parecer “imposible” porque a la hora de pretender alcanzarlo, suelen ocurrir cosas impensadas que llevan ese buen propósito a enredarse en circunstancias inesperadas, inclusive, en muchas ocasiones, nos aleja aún más de esa pretendida realidad.

Cada intento nos deja el desagradable recordatorio de una nueva frustración, que hace decaer la ilusión y esperanza de conseguirlo en próximas posibles tentativas de repetirlo alguna vez más. Así queda el humano inactivado, asumiendo tácitamente lo de “esto no tiene arreglo” cosa que es falso, y además es cuestión de tiempo, constancia y corrección, para que todo ese entramado que mantiene a la mente atrapada pueda cambiar definitivamente.

Y es bueno que te cerciores de que sí es posible, y de que el ser humano tiene sobrado poder para llevarlo a cabo ¡Ya!
¡Sí que es posible! ¡Claro que es posible! Pero esta vez no “por las buenas”, como lo hemos intentado siempre, sino
POR LAS “MEJORES” Y CON UN MÉTODO NATURAL POTENTE Y PERSONAL.
Concienciarnos de que, nada menos que el mismísimo Universo nos ayudará, en la medida que seamos capaces de sintonizar la vibración de nuestra mente a la suya, y adecuar nuestra propia conducta al grado de funcionamiento de cada una de sus leyes conocidas.

Somos mucho más de lo creemos ser, y muchos neandertales, (ese es su estado mental) aún en la cabeza de lo social, se aprovechan de nuestra indecisión y titubeos para dar ESE PASO DE PODER SUSTRAÍDO.

La Eternidad nos contempla; todo espera.
Salir de estados mentales de sufrimiento sería el primer logro pendiente desde que el conocimiento del Buda abre el arca que contiene la joya. Entretenernos en otras cosas durante tantos años, en plena disposición creadora de tiempos y espacios, pero supeditados aún a los dictámenes del paradigma depredador, puede hacernos dar vueltas y vueltas a parecidos tipos experiencias y la gran mayoría de ellas en sufrimiento: solo hay que verlas en cada telediario.
Pero existe a nuestra disposición un tiempo de encuentro ensamblado en otra Unidad Mayor, más allá de estos intervalos temporales convencionales, donde actuar es crear para la Consciencia del Universo, y no para los ombligos.

Distraernos deambulando en este tiempo cartesiano, ya nos llega a agotar por tantas y tantas vueltas a la rueda, y nos resta potencia de conducta, ánimo, ilusión y empuje hacia lo nuevo. Caer en ese bache, es ir mermando posibilidades de cara a una acción adecuada hacia la evolución. Pero para dar ese salto a un flamante “estado mental”, es imprescindible conocer – conocerse, y ejercitar adecuadamente el poder de nuestra oxidada gran herramienta: la voluntad.


Conocimiento + voluntad = Consciencia,

Es la Consciencia y no otra cosa, aquello que mueve el Cosmos.
Implementar el conocimiento es cuestión de añadir elementos lúcidos a la propia mente, para decidir en ámbitos que hoy, por ser todavía desconocidos al actor, aún no le es posible concebirlo.

Pero en cuanto a la voluntad ¿Cómo se puede actuar en libertad en un entorno donde muchos permanecen fuertemente solidarizados con el sufrimiento, en miedosas dependencias que comparten unos con otros para triunfo de los manipuladores de mentes, o de enfrentamiento continuo, desactivando todo acceso a conocer y vivenciar tal independencia y liberación?

¿Es el libertinaje encubierto de algunos individuos e instituciones una patente para atrapar derechos violando los de otros?

Es una trampa saducea en la que al dejarte elegir electrodoméstico, que pasta de dientes comprar etc, te lo venden como un ejercicio de libertad. ¿Sabemos en verdad en qué consiste auténticamente la libertad frente al Universo?

Pero por otra parte ¿Cómo puede nadie interactuar en lo que aún no sabe, o peor aún, hasta se atora miedosamente y se resiste en conocerlo?

En las revoluciones de masas, esas que quitan y ponen más de lo mismo, hay de todo menos libertad. Paradójicamente cuanta más precariedad, menos libertad. Y del libertinaje para qué hablar más, tenemos todos los días suficientes hechos concretos para contemplar incoherencias que no paran de ocurrir a cada momento frente a nuestras propias narices, haciéndonos perder, incluso, la natural capacidad de sorpresa y reacción.


Así, de las infinitas posibilidades que la mente tiene para elegir y crear cualquier objeto o situación, solo podremos ejecutar con máxima amplitud, aquellas que anteriormente nos hayan conducido a un incremento de consciencia que nos permitiese conocer a mayor profundidad esos mismos intervalos en su máxima amplitud cognoscible.

Si la mente no conoce qué es un tornillo, lo más seguro sea que pase su tiempo diciendo que un destornillador es un artilugio que no sirve absolutamente para nada, y el inexperto que así pensara, podría apostar incluso su vida defendiendo esa ignorante postura.

Toda una cruzada de exhortos de buena fe, para la mente que ignora y que opera solo en juicios. Evidente ignorancia, porque como “desconoce” lo que “no sabe”, no es capaz de salir al un libre pensar de mayor amplitud.

La evolución inteligente ya no nos invita, como en etapas pasadas de depredación, a salir victoriosos de los enfrentamientos de predominios y poder, ni tampoco a la acumulación de artilugios modernos de consumo, ni por supuesto, a los graves efectos de la gesta planetaria en torno al gran invento humano de los fulleros papeles del dinero, dios silente de los pueblos al día de hoy.
Engaños, embustes, tejemanejes, confabulaciones: toda trápala va hoy de la mano del poder y el dinero, juntitos y trampeando en la idea feroz de la especulación financiera.

La vida siempre ha instado a superar etapas, pero esta que está hecha desde el retorcido pensar del s, se empecina en decisiones poco acertadas, impidiendo en lo posible, salir de esa encrucijada para poder trascender a lo verdaderamente importante de la vida.

Eso no es óbice para que muchos nos encontremos decididamente resueltos a hacerlo. Aún así, la poderosa máquina pensante, condicionada todavía en estados de sufrimiento, no cesa de inventarse mediocres pero apabullantes fórmulas (como la del lagarto secretario para enfrentarse a sus peligros) para impedirlo, y así permanecer por más tiempo en el familiar caldo de residuos de la mente acomodada, de espaldas a sí misma, justificando sus miedos, excusa y mecanismo de seguridad que inactiva la aparición de lo diferente, y que exonera a la mente asustadiza de dar salto a lo desconocido (que es siempre lo nuevo). Pero ese, precisamente no es el camino.
Tal aseveración inequívocamente la firman nada menos que las propias leyes universales, para el que guste en corroborarlo.

Y muchos, aún habiendo ya entendido suficientemente que el reto se plantea en la necesidad de descondicionar la mente de las supersticiones intersticiales de los pensamientos petrificados en creencias y paradigmas, aún no son capaces de extraer el poder necesario de decisión mantenida para salir de sus adicciones emocionales y situacionales. Todo ello reforzado en rituales personales, familiares y sociales, adosados a un mundo de personajes de caverna, que aún aplacando la necesidad de justificar los propios actos en base a plantillas, engañan a la mente, además de dar por ello la espalda a toda realidad inteligente de evolución.

Que duda cabe que esa maquillada emoción aún continúa empobrecida, explotando los mínimos para seguir en unas exiguas cotas de estima, emocionalmente poco “catalogables” a nivel humano, y más de simio de conveniencias, cosa que a la vista está en las sociedades avanzadas, donde la contradicción llega a cotas jamás observadas.

Tanto la mente humana como sus valores emocionales implícitos no pueden ya permanecer por más tiempo denigrados por el ejercicio global de triunfos contrarios a evolución. Con esto, la mente no hace más que mentirse a sí misma, y encima forjar en ello estúpidos idearios de modernidad.

En este comprometido período en que vivimos, los humanos necesitamos de una fuerza auxiliar añadida, de una potencia favorecedora para poder conseguir con éxito aquello que insistentemente indagamos. Ir decididamente hacia la obtención de un mayor bien para todos, buscando sin más y sin ningún interés detrás escondido, una ayuda que no puede venir de otra parte que del conocimiento, o sea, ¡más conocimiento!.

El error que desde siglos repetidamente parece que comete el humano es buscarlo externamente, en el grupo, en el pueblo, y no en UNOmismo.
Funda religiones en torno a lo más sagrado, y con ello consigue aplacar su necesidad, pero no la solventa, porque en vez de cuidar la calidad de su mente y sus actos, se vuelve a refugiar en las seguridades o ganancias de la masa, (según sea el caso) cuando lo que tendría es que aprender que ese no es el camino y sobrepasarlas.

Claro, desde esa avidia del autoconocimiento, y enganchado a tablas de salvación, se hace estúpidamente esclavo de esa misma ignorancia, dejado a su propio libre albedrío adormilarse en santa anquilosis (hoy atributo del consumista de “pro”) en el “aquí me las den todas”.

En vez de eso, bien pudiera decidir la mente humana en un uso apropiado de inteligencia y emoción, aprender puntualmente en su día a día, que es y que no es lo apropiado en su vida, y no delegar ese su sacro propio poder a feudales administradores del vampirismo de libertades.

En la medida en que experimenta en relación a lo poco y precario que conoce de sí, y a tenor a lo que percibe de la vida que lleva, no se orienta conscientemente ni con el cosmos, ni con otro Dios, que no sea el que en las creencias inculcan, constriñen y atemorizan.

Es como un abandonarse así en manos de la pura y dura depredación de turno, que constantemente lo ha solido engañar (aunque no escarmienta). Descarada práctica de dejación de lo más valioso que el ser humano posee: a sí mismo. Métodos cada vez más enrevesados de manipulación conductista, pero sin del neandertal estado mental (y que por eso no es culpable de nada ¿acaso es la hiena culpable de robar carroña o matar crías de leones?). Ser esclavo de las situaciones y supeditarse servilmente al rodillo socio – económico parece ser hoy más familiar, lógico y preferible a los pueblos, que ponerse a ejercer el privilegio de su libre albedrío ¡con la pereza que da ser libre!.

Ni con Krishna, ni con Buda, el habitante del planeta se ha enterado en verdad de cual es el camino más adecuado para ir descondicionando su mente de la fuerte etapa anterior depredadora, fuertemente adherida al deseo, la pérdida, la ganancia y la adicción a los rituales.

El sufrimiento, fielmente ha sido y es el indicativo más certero de que ese no era el camino adecuado (haga lo que haga), y que cuando alcanza un verdadero estado de paz, satisfacción y salud (hiciese lo que hiciese para alcanzarlo) sí que sería la vía apropiada. Así reza en todas las especies y la nuestra no va a ser excepción.

Pero si hacemos oídos sordos a la que la misma vida nos dice, nos puede pasar de todo, hasta que decidamos escucharla con la atención necesaria y definitiva. No escuchar condiciona más aún, y la razón no ayuda a otra cosa que enredar más y más las situaciones en suposiciones, pareceres o antojos, pero sin dejar aflorar la verdad que sigue secuestrada en el “contra” y la mente dividida.

Las experiencias derivadas de la no concreción de pensamientos corta el paso a nuevas posibilidades de conductas (nuevas decisiones). Las otras viejas posibilidades mantienen a la mente en lo condicionado. Repetir las mismas experiencias desfondan el alma, la cansan, lo que la condiciona aún más. La doma conductista de masas ha domado las mentes consumistas de forma tal que sea uno mismo y no solo la estructura, la que condiciona nuestra vida y pensamientos. ¿Quién repara en ello? ¿Cómo puede liberarse aquel que no se entera que está atrapado?

La Inteligencia Suprema de la Vida, el Gran Observador o Dios, qué importa como se le llame (lo importante es conocerlo, saber que Es y que hace) dota de fundamento inteligente a la individualidad de la especie humana, y a partir de ese momento cartesiano, quedamos todos dotados de la capacidad de entender el vínculo entre inteligencia creadora e inteligencia creada.

Llega un momento en la evolución, en que en ese vital programa, la Mente se encuentra a Sí misma emanando en una “particular” mente desde lo pródigo multiplicado, ad infinitum.

La Posibilidad hoy es perfectamente conocida por todos.

Concreta y extensamente difundida la experiencia de Jesús de Nazaret, que enseña un camino al humano, completando con éxito el sentido de la vida y el salto de nivel de consciencia. Porque resulta que esa posibilidad individualmente la materializó al hilo de una conducta apropiada de vida y conocimiento, específicamente en el adecuado Centro de giro del correcto del pensar – sentir – hacer.

Esta experiencia la realiza en perfecta sintonía con las Leyes del Universo, donde la regencia de la propia mente de especie, ya conscientemente adecuada vía evolución, tendría que determinar y decidir reacondicionar las propias concreciones conductuales (punto por punto, acción por acción) para así dar un salto de especie a una “octava” superior de consciencia, una vez liberada y mutada la anterior a otro Orden Superior de cosas (Orden Nuevo). Y no antes de haber superado (alcanzado) un “nivel crítico” de suficiencia vital ejercida en aquel que decididamente se contempla en la posibilidad de transformar/se.

Jesús de Nazaret no es un humano más sino el Humano que completa la experiencia al máximo a que otro pudiese llegar, y a la máxima amplitud de la raíz conductual de su prima procedencia (por eso se angustia y sufre al avecinar momentos de conexión “infra” (s)
Además de hacer en sí misma tan magna experiencia de trascendencia, queda reflejado en los escritos que nos llegan (evangeliosplurifragmentados desde la falta de respeto a su Unidad por parte de las mismas religiones que luchando entre ellas todas dicen llevar una verdad distinta). Jesús, además, es el dedo que apunta la dirección, no un dios intermedio al que hacerle cultos o altares a la vieja usanza cavernaria. Otra cosa es que se siga haciendo y con el respeto que merece cada experiencia, cada cual haga lo que crea que debe de hacer y adore a quien quiera adorar.
Pero lo que en estos textos se trata, es de dar un paso más, en emoción, comprensión y reconocimiento para fiarnos de Jesús, y que cada cual tenga plena consciencia y seguridad de que
JESÚS ESTABA PLENAMENTE EN LO CIERTO, y con independencia de los episodios del anecdótico transcurrir histórico, que se hayan hecho en torno a él, consigamos descifrar y entender El Gran Conocimiento de la Realidad implícito en su vida, su experiencia y su resolutiva decisión final. Una actualizada lúcida consciencia de posibilidades en cada mente humana generación tras generación.

Pasan dos macrociclos (mil años cada uno de ellos) y hemos de reafirmar sin lugar a dudas que la mente de Jesús no solamente estaba en lo cierto, sino que el paso de experiencia transferida al resto de individualidades de la especie, está más actualizada, más viva y más capaz, como si no hubiesen pasado los años, y que EL ACTUAL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO en sus preceptos más serios y responsables del saber, vierte al mismo cauce del entender la realidad en la mente del Cristo.
Imitarlo cual si fuésemos aún primates en la forma en que vivió con todas sus particularidades y puntuales circunstancias, y sin ponerlo en manos de la superstición, no resulta atractivo ni aún para la realización esencial de su propia enseñanza.

Interpretarlo a conveniencias desde la semántica de intenciones como evidentemente se ha estado haciendo hasta hoy por unos y otros, no es nada recomendable para la pretensión de la mente que solo quiere entender en base al SER, porque el ESTAR, aún pudiendo ser precioso, que sin duda lo es, a no ser por las censuras de mentes estrechas y débiles, especulando en supuestos falaces de que si estaba soltero, que si tenía más hermanos, que si su Santa Madre tenía el himen rasgado…y otros muchos etcéteras)

Y eso no es lo que precisamente a muchos nos condiciona a la hora amarle y respetarle como Gran Humano Pionero de “ese mismo” consciente salto que “yo mismo” he decido dar desde mi propia situación, mi propia historia, contexto y circunstancias desde donde mi experiencia arranca.

Pero desde el conocimiento claro y nítido de la interconexión de voluntades, es decir “yo mismo” prolongado y conectado al “Yo Mismo de Jesús” como a cualquier mente humana le es posible hacer (potestad de especie) y donde todos, en verdad, SOMOS UNO.

Esa es la cuestión de interés, por encima de anécdotas y de enriquecedores matices de vivencias personales.

Hacer de la Consciencia de Jesús un personaje incitador de adicciones al sufrimiento para justificar cuán injusta y perversa es la vida, cuando de ninguna manera es así, nos alejaría aún más de poder conectar con su Gran Mensaje. Por otra parte, tomar como guía a Jesús jamás llevó al más mínimo error, como no es error seguir la luz que alumbra. ¡La suerte también va en ello!. Error sería permanecer ahí, y no resuscitar con Él desde UNO. Hacer realidad su propósito de SER TÚ MISMO /A ESA LUZ, que sería su Gran intención y propósito, observable como prioritaria a los ojos de muchos que vemos el gran milagro de milagros: ser capaces de conocer, y optar por la voluntad de ser en CONSCIENCIA ÚNICA.

Jesús, a veces, es la tan denostada posibilidad para tanto pobre, ignorante o espantador del acto de amor (porque pobre no solo significa carecer del dinero que a cada cual se le antoje como suficiente).

Se presenta siempre ante todo humano como servidor. Nada más grande que servir, y sobre todo servir para el mayor bien de cada humano ¡es tremendo!. Pero muchos se empeñan en no distinguir servicio de servilismo. A Jesús no se le percibe servil a grupo alguno, pero sí es patrimonio, no solo de la Humanidad, sino especialmente de todos y cada uno de los seres humanos, en cualquier tiempo o cualquier espacio, que se le acerque con sencillez y franqueza, aunque solo sea para descansar en su círculo aúrico.

Jesús de Nazaret marca un antes y un después en la Humanidad, que todos habrán de aceptar, desde el conocimiento de su auténtica realidad humana – divina, independientemente de cómo se denomine a la Consciencia. Gana vigencia desde el nuevo y más reciente conocimiento científico. Un antes y un después, nada menos que el año cero planetario, pero quizá sea el momento de entenderle tal cual Es. Pasado – futuro son dos pasos relativos de un presente Crístico llamado eternidad.
Re-unirnos, conectarnos en ese idéntico Centro que inventa y crea la vida, marcando
UN SOLO PUNTO para su expansión, es la Esencia del Gran Mensaje, quien no lo sepa, antes o después se enterará.
Jesús es un ser suficientemente de todos, pero hay más aún, es un nexo humano cercano, expectante a su Propio Propósito expreso. Conexo desde los principios del “clic” inteligente como prolongación y eje de mi propio Yo actual de lúcida decisión.

Jesús, uno y personal de todos y cada humano – exclusivo para el que en verdad anhele sentirse y fundamentarse UNO con Él; donde cada cual sin, arengas adictivas de masificación, encuentre el “sí mismo” Crístico que le conducirá con plena consciencia a entenderse y entender.

Jesús visto aún más potente que nunca desde el “cuanto” sencillo y elemental.

Cada una de sus frases, vivencias y enseñanzas pueden ser verdaderos “cuantos de Luz”, ilustrativos en analogías, aproximaciones osincronicidades a mi propio vivir diario de cada “uno”, porque EN EL UNO SE ENCUENTRA LA CLAVE. “Padre de todos” en sus propias dicciones que fundamenta lo plural para alcanzar Ese Centrado de Objetivo Universal (especie humana).
¿Cuántos cristos? Cada religión parece justificar e interpretar uno diferente, incluso dentro de cada religión, las congregaciones parece que también lo diseccionan a conveniencias.

Todos sirvieron y sirven a la mente veraz, que aún no conocen pero en la que confían. La confusión se les presenta solo cuando tratan de manipularlo, atrayéndolo irrespetuosamente a sus intereses. Pero es que ese no es el Orden Nuevo, y menos para justificar tropelías del político guerrillero o del deshumanizado amasador de capital, con el anuente silencio de los dirigentes de esas mismas organizaciones religiosas. ¿Acaso ese es el ámbito donde se fundamenta el Cristo?. Pero esa delicada Presencia es como una sutil esencia que solo se posa en la mente que en verdad lo invoca. La conexión llama a lo conectado según el estado en que se encuentre el receptor, (sufrimiento, desesperación, pobreza) y le será todo lo útil a que esa misma mente le permita llegar. Sería como una potente energía que alcanza a cada mente que abre confiada sus puertas a la emoción inteligente, pero que solo podrá pasar en la medida en que su particular receptor le permita adentrarse. Pero si se adentrase mucho y por mucho tiempo, esa misma energía le mostraría el camino para ser un propio generador no separado, pero si capaz de ser como el SER del que emana.
Pese a todos los intentos, nadie podrá (y cada día menos) adjudicarse en propiedad lo que en verdad Jesús Es, partiendo de que
ES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, y no de unos cuantos muy proclives a interpretarle desde diferentes perspectivas poco recomendables a la Verdad y a la Luzdel Ser, como es evidente de ver. Cada sección dice que la verdad la tienen ellos, porque ¡no ven más allá de su ceguera!, y sería bueno para ellos que leyesen esos mismos evangelios en lugares anímicos donde haya más luz.

El Gran Humano habría de nacer como cualquier otro, no es coherente en la tradición que lo hiciese en un pesebre desidioso y abandonado sino junto al calor de los animales en limpias pajas a la usanza de los pueblos y gentes sencillas, esas gentes normales que vivían en casas normales y no en palacios. Cuando hacía frío dormían junto a los animales, y cuando calor, en la estancia superior junto al grano, o bien los niños arriba y los adultos abajo, y esto no es tan difícil de imaginar. Su madre, virginal como toda madre, como la madre de todo ser humano (la suciedad solo habita en la mente del que crea un sucio pensar a rango de himen), da a Luz en una casa donde, aún sin conocerse en cada aldea era de hospitalidad hacerlo obedeciendo a la rama familiar o tronco de donde procedían, en este caso, de la casa de David.

Parafernalia de situaciones, como esta por ejemplo, que se adereza faltando a la realidad (verdad), si fuese como cuento de niños valdría, pero como protocolos dogmáticos de creencias de masas, penetra demasiado en lo complicado de ir hacia ninguna parte, desde lo manido de la narraciones mitológicas. Parece que durante siglos el poder religioso ha pretendido hacer de Jesús otra cosa distinta que un humano. Cualquier entidad suprahumana que actuase con privilegios o ventajas ¿de qué valdría que me enseñase nada?, nuestro simple sentido común respondería que cuando tuviésemos esas mismas prerrogativas para hacerlo, entonces lo podríamos intentar pero no antes ¿para qué serviría intentar volar si no se tienen alas? ¡el que las tenga que vuele! Y esto es un disparate fomentado por las religiones. Pero en absoluto Jesús es así. No lleva a ninguna parte fabricar un híbrido mágico mitad dios, mitad hombre, que cuando interesa es una cosa y cuando no otra, porque esto sencillamente no es coherente ni cierto. Por eso es necesario CONOCER en profundidad a JESÚS, por supuesto como un ser humano más, como cualquiera de nosotros, que llega nada menos a Unirse con eso que latentemente todo ser humano de “cuna” ES, y que con conocimiento y voluntad va a emerger, va a manifestarse.

La experiencia de Jesús es de lo más valioso para conocerlo y realizarlo. En la sencilla realidad del humano es donde está en verdad albergada su divinidad. Así lo enseña, así lo realiza, así lo deja en lúcido legado para sus hermanos de especie que con posterioridad hayan de vivir el proceso del proceso de evolución a un estado superior de consciencia.

Pues bien, desde que Jesús es concebido, hasta hoy mismo, se están cumpliendo análogos planes del inteligente – emocionado pensar – sentir – actuar, en una elegida posibilidad cuánticamente subida a una realidad óptima de situación vital adecuada. Todo ello más allá de tiempos y de espacios, y justo frente a cada altera prolongación (cada concreto ser humano) en donde a cada cual, donde quiera que nos haya surgido este intervalo del existir, (donde y cuando le toque a cada cual vivir) el programa mental apropiado a evolución se muestra, en la misma calidad de eventos, en donde se aprecia o se ve inserto.

Más cercanas serán esas realidades de campo cuántico, cuanto más cercana sea la rama troncular desde donde genéticamente proceda o derive.

Urge apartarse entonces de los pantanos de la mentira y la especulación, que al día de hoy son todo un hito global, porque eso ensombrece a la mente. La Consciencia empuja, es imparable

Ya empiezan a ser medidas en el laboratorio las intenciones ¡Los embusteros tiene los años contados! ¿Qué harán ahora? ¿Cómo se evadirán cuando se les averigüe lo que verdaderamente piensan mientras dicen lo contrario?
Toda emoción se muestra en el campo biológico a partir de una sustancia química: el mensajero, grabada de forma holográfica. Este mensajero, partiendo del hipotálamo, recorre hasta los últimos rincones de lo inervado corporal, llegando hasta todas y cada una de las células, que se ven así partícipes de la emoción que se faculta en nuestra mente. De esta manera la emoción se expande singularmente, y desde ahí, con plena energíamultilocalizada, se sigue prolongando a otros individuos, pero no ya desde la química de los péptidos que encadenan (cadenas de aminoácidos) estructuras que permiten que la emoción permanezca, sino desde la vibración de resultado conductual de la mente decidida del observador.

La diferencia queda clara entonces entre mensajero y mensaje, el antecedente del consecuente, y no hace falta escindir lo uno de lo otro, más si se hiciese, habrá se ser con el máximo respeto, pues verdaderamente no se encuentran separados. Es de notable ayuda para el observador atender a los detalles para entender mejor el “todo”.

El Todo orgánico es una Unidad de Carbono que fabrica un total de 20 aminoácidos distintos, una máquina productora de proteínas, algunas de las cuales las trasciende de uno a otros intervalos vitales, portando la información de las experiencias vividas por lo particular que muere, flechado hacia nuevos nacimientos de la oportunidad vital expansiva. Esto lo hace desde un estado intermedio donde el ácido nucleico no se encuentra presente. Pues bien, perfectamente ensambladas en cada neuropéptido o neurohormona del ser vivo van a estar todas y cada una de las emociones que diariamente experimentamos: Una sustancia química para cada estado emocional, liberada desde la glándula pituitaria (Ajna) al torrente sanguíneo, se encarga de llevarlo por doquier, siendo cada célula, la que por medio de sus periféricos receptores recoge esa señal que abre una u otra puerta de las diferentes emociones posibles. Si extrapolamos lo que hoy conocemos, al mítico legado que la palabra inspirada nos intenta decir desde tiempos remotos, vemos que se ajusta de manera sorprendente a la realidad.

A Jesús no le hacían falta conocimientos específicos sobre psicobiología para entender exactamente el funcionamiento de la emoción en cada proceso vital. No solamente diferenciaba claramente cada uno de estos niveles, sino que al ser capaz del control de la Unidad del proceso, permitirse intervenir en la biología desde la mente, desde la habilidad de mutar el curso de cristalizaciones y enfermedades, cambiando el sentido de la influencia, no solo de la red neuronal, sino de los mismos mensajeros informadores de la emoción, capaces de transformar campos de estados y tendencias: el milagro queda así servido. Todo es cuestión de fluir en uno u otro modelo.


Construir es una actividad que el Universo ejecuta perseverantemente desde el Centro a la periferia, pero si desde un punto periférico creamos cualquier otro centro cuántico que expanda un concreto matiz de estado o modelo, se concatena una subactividad alternante o de pálpito en alternante sintonía con el Centro rector, cambiando de manera sucinta y en intervalos, el sentido de la trayectoria a manera de bucle, sin que haya retroceso evolutivo alguno en el orden de Ley unidireccionada. Todo cuanto late es ejemplo de esta vital pseudoretrocesoperfectamente desarrollado por la acción electromagnética. Toda “vuelta a un origen” está basada en este proceso, y por tanto para nada significa revocación sino reflujo impulsor de nuevas posibilidades, puenteando lo circunstancial.

La Sanación Mental y todos los procesos de rectificación inteligente están basados en este mecanismo corrector, donde la luz impera sobre toda experiencia anterior habida en claroscuros. O sea, hasta que la Inteligencia incipiente no es capaz de decidir de manera armónica acorde a la Ley Universal, se puede observar una especie de menoscabo o retroceso en las condiciones interactivas (empeoramiento de condiciones vitales, como es el caso de toda enfermedad o todo sufrimiento) sin que de lugar pensar que haya algo equivocado que no sea la provisional decisión del que prueba en la dirección no acertada (en sintonía) a la Única dirección de evolución. Lo lúcido queda así siempre comprobado.
En la Sanación, que dicho sea de paso solo es mental, cambiando los hologramas, no solo mutamos el estado de campo de las microunidadesde un segundo orden inteligente en las que fácilmente podemos influir (mente “per se” o mente-mente) sino que a su vez conseguimos lúcidamente modificar aspectos asintónicos (siempre en profundo respeto a la verdadera decisión de la mente que lo demandase). Se debe además a que la parte, siempre unida al Todo también tiene la capacidad de marcar su lúcida tendencia esencial, tal como ocurre en la ley del caos, cuando conscientemente introducimos una partícula coherente entre todas aquellas caóticas que aún no sabemos a que estructura programática obedecen o siguen.

Saliendo por la vía lúcida del trascender de lo eventualmente conjugado en “bien” o en “mal”, la unificación mental espera, vía inmortalidad. Treinta y tres años compartiendo esta enseñanza han afianzado toda suficiencia en la observación de esta realidad.

La Verdad tiene distintos niveles, pero Es Una. La mente caprichosa repleta de ignorancia trata de adueñarse de ella, porque no la conoce no sabe que su misma consciencia es la verdad. Debido a esto, la expresión de cada una de las locuciones de esa Verdad, le puede confundir, y por eso se ha de estar alerta cuando dos aspectos polares que en principio creyó – creó distintos, expresan esencialmente lo mismo.

Yo soy mis átomos, mi cito esqueleto, mis células, mis pulmones, mi corazón, mis neuronas y mi cerebro, pero también yendo más allá del vehículo finito, yo soy mis microtúbulos y mis transproteínas: tubulina de tránsito. También en un concreto estado, yo soy mis pensamientos y emociones que elijo – intenciono – determino, desde la posibilidad y lo materializo en actos.

Es mi verdad, ahora bien ¿Cómo encajar “mi” verdad con “la” Verdad Implícita en mi Ser (que es UNA e INTERCONEXA)? ¿Cómo elevar el conocimiento del pequeño programa de verdades asociadas “al uso”, a la Gran Verdad Única que hace la vida, el Cosmos, y a las otras extensiones de mi “yo”, y que aún en principio, observándolos separados de mí, resulta que también Soy yo mismo inserto esa Gran Verdad Suprema? ¿Qué matiz diferencia mi sentimiento y mi emoción del resto de las especies, y qué similitud de inteligencia comparto en el proceder de las Leyes Cósmicas, de la luz, del viento, de la noche y del día, del “arriba” y del “abajo”…? ¿Acaso Yo Soy Uno con el Gran Ser que me creó, tan distante en ignorancia tan cercano en conocimiento, más incluso que un padre o una madre biológica y de sustancia idéntica (emanador – emanado), aunque evidentemente en otro estado? ¿Acaso limito a ese Gran Ser: Dios, creándole un arquetipo cuando hasta la análoga semilla de mostaza encierra unos vivos hologramas de un Reino Inteligente Superior a los que ni siquiera alcanzo a abarcar o comprender con este estado de mi mente? ¡Qué menos entonces que confiar en que evidentemente existe!.

Las cuestiones a responderme se suceden y el paradigma en la mente dividida y en sufrimiento tendría que ser ya desactivado, cosa que solo puedo hacerlo por mí mismo/a y desde mí mismo/a ¿Cómo puede castigar el Amor Puro, o juzgar, y menos condenar, lo que desde su propio programa contempla necesario para que se den unas condiciones determinadas de evolución bajo unos incipientes grados de libertad de esa misma mente que lo realiza? ¿Cómo llevar a cabo si no experiencias desde conductas que han de decidirse de manera alterna para poder dilucidar las apropiadas a valores? ¿Qué clase de dios hemos ido creado encorsetadamente involucrado en nuestra sufrida experiencia?

Bueno, ¡el que hubo de crearse!. Pues bien, ese es el mismo que ahora hay que trascender en base a mejores y más lúcidos conocimientos de la realidad universal! ¿Dónde está el problema? Porque, ¿Quién ha visto jamás una sola emoción o una idea, quién ha visto jamás un sencillo pensamiento? y si esa abstracción de lo divino en nuestra propia mente (que en el ejercicio de concretar es como se da en conocer) que es lo primordial, no lo llevamos a tal concreción en una energía que entendamos (Padre) ¿Cómo entonces se puede DAR EL PRIMER PASO a la cercanía de lo que somos, más allá de los límites del dedal de nuestra mente consciente?
A ver: ¿Quien está a mi lado cuando pienso, siento, duermo, vivo, cuidando de la vida y guiando delicadamente su devenir, quién alienta mis emociones y me susurra cuando reacciono ante ellas?. Y ahora,

¿Quién quiero qué influya, a quién elijo como copiloto para que mis pasos sean guiados desde mi propia consciencia y libre albedrío hacia el camino de la paz y del amor entre todos, que por fin acierto a entender que es lo correcto?

Contestar y contestar desde uno mismo, esa es la cuestión, y eso no puede basarse por más tiempo en antojos, sino en un proceso de toma de fundamento en los conocimientos necesarios para hacerlo desde uno mismo. Al día de hoy tenemos los cuánticos y relativos conocimientos de inestimable ayuda a tal fin. Eso es lo que estos textos que precedo intentan variopintamente compartir, con quien en verdad lo pretenda. Y lo hace de una manera un tanto dispersa para no conducir pensamientos de nadie. Cada cual que aglutine lo que libremente quiera o sea capaz de asociar, y así no caer en dogmatismos o textos relucidos o “salvadores” ¡LA ILUMINACIÓN SOLO ESTÁ EN UNO!, y esta espera a que cada mente encuentre su particular vía para conectar. Nadie puedo hacerlo “por encargo” de otro.

Puede que estas cuestiones sean algunas de las muchas preguntas clave que Jesús en principio se hiciese, análogas a las que sustancialmente cada humano nos podamos hacer, llegado el momento de ejercer el verdadero conocimiento de sapienssapiens.

Lo que afortunadamente ocurre es que Jesús lo resolvió en plenitud, y a muchos les queda aún pendiente saber cómo lo hizo, porqué y para qué. Incuestionable referencia para ejercer, con determinación prioritaria el libre albedrío al respecto, de salida a suposiciones, conjeturas o dogmas, siempre en pos del respetuoso ejercicio personal de conocimiento y con la claridad mental suficiente para pacíficamente realizarlo.

Porque no se trata tanto de aferrarse a ésta o aquella información aislada, sino que nuestra mente aúne criterios fundamentales para decidir, desde la emoción, las respuestas adecuadas a esas y otras preguntas, que en mi mente tenga que aclarar, entre otras grandes claves, la que me une a ese Gran Humano que ES EN MÍ desde la Unidad Común.

Y existirá quizá también en el proceso de adecuación a esa realidad Única del vértice del Triángulo que a mí me toca escalar, r un ORDENascendente de BÚSQUEDA – ENCUENTROS, escalonadamente marcado en prioridades electas o gradientes de la conciencia – voluntad.

También, ese orden, puede que sea de mi prioritario interés. Sabiendo que aprender – compartir es la canción, practicar es la necesidad situacional, y sentir – amar es el privilegio, cuando además soy yo mismo quien está en ello. ¿Qué mejor que escuchar a Jesús desde mis propias inteligentes moléculas de ADN, a partir del mismo principio de su impresa palabra?

¿Es posible adecuar la abstracción a la realidad tal como lo hace el pión, y encima a Ello llamarle Dios?

¿Me puedo permitir indagar, a nivel conciencia, qué Soy en relación al Ser y no a los circunstanciales procesos por donde mi particularidad se encuentre ahora discurriendo?

Las preguntas son múltiples, las posibilidades se acercan como energías curiosas de entes atemporales que animan a dar saltos más concretos, en un orden de cosas menos encorsetadas a las realidades finitas conocidas en etapas anteriores del pensar y del existir, esta vez con notable alegría manifiesta porque va en juego nada menos que la razón de ser de todo lo que veo y de todo lo que aún no veo.
No puedo buscar más lo que ya sé que Soy, ya que al menos ahora tengo, geográficamente, una pista de donde se encuentra. En cambio puedo realizar los pasos, las etapas que aún restan por ultimar del camino manifestado por Jesús. Hasta los discípulos dejaron de seguir al Nazareno para ser
UNO CON EL, Humano Único de la acertada experiencia. Y concretamente a mí, cada día, en cada intervalo elegido, me place fundamentar más en mi Ser de Su misma mano, la experiencia de este amoroso Padre Nuestro, que también está en nuestro cielo de las analogías del “arriba” energético.

A lo largo de los escritos evangélicos, apócrifos incluidos, uno observa que Jesús se percata de que Es más de lo que en principio cree ser, y por tanto busca y busca esa posibilidad disipada por entre sus densos pensamientos en el desierto, abriéndose a la posibilidad de que aún puede ser más que eso.

También percibe que tiene un poder de influir en los objetos, en el espacio, en el futuro, en el entorno, y al unísono, es perfectamente consciente de que no está separado, y forma parte de un Todo Unificado.

Llega también a la cuántica deducción de que es responsable de todas esas cosas interconexas, y que dispone de una fuerza cósmica interior que le incita a alcanzar que lo desconocido se conozca. Así decide compartirlo con sus otros humanos de unitaria experiencia, y traducirlo al lenguaje de orden mental del pueblo (limitado en puntuales circunstancias) con objeto de que le entiendan.

Es obvio que siempre se siente interconectado, relacionado, unido, y observa una y otra vez la realidad, mirando desde los ojos de los otros, sin dejar de ser él mismo. Se pone en la extensión situacional de cualquier ser humano, al que nunca se es ajeno, hasta conseguir el máximo de potencialidad de su propia mente, percibiendo así el mundo desde otro punto de observación, y desde una mente unificada: observación DESDE LOS OJOS DE DIOS.
Sentir desde el corazón de Dios, tocar desde las manos de Dios, valorar el amor a los demás como si fueran esos pequeños sus propios hermanos menores.

Y resulta que su consciencia humana le responde cual confiaba (fe) y lo realiza. Y Dios, implícito en ella, sale victorioso por primera vez, consciente en la mente del humano, al haber conseguido que desde su propia elección, desde su real libre albedrío, contemplara la posibilidad de extraer y realizar a Dios Mismo. Por ello, Jesús se convierte en el ser humano piloto de la experiencia, y al haberlo realizado uno de la especie, al resto de inmediato queda abierto el camino para realizarlo sin dificultad alguna. Así que, con solo verdaderamente quererlo y abrirnos al conocimiento de esa grandiosa realidad, afirmada en pensamientos y actos, esta se pone en marcha en – el – mundo.

Ahora, gracias a la ciencia sabemos, en profundidad, muchísimo más de Jesús, allende los anecdotarios de caprichosas interpretaciones. Conocerlo más a fondo y con más fundamento, es disfrutarlo más y mejor. Sabemos que para llegar a ese estado de certeza, manejando la Gran Posibilidad que le entusiasmaba por encima de cualquier otra cosa, pedía constantemente a ese Padre del alma, le diese señales de que era cierto que le prestaba atención a todo cuanto su mente estaba creando y no eran figuraciones propias, ni le llegaban de manera inesperada, para que no hubiese antojo interpretativo sino conexión evidente.

Jesús quería que su Padre, que habitaba en él mismo le prendiese, abarcase con una inusitada manera de amar, regalándole constantemente cuántos de iluminación que sorprendiesen su capacidad de experimentar las cosas del mundo. Y era proclive a agradecerle a cada instante tales regalos, indudable manera de incitar más aún esa amorosa comunicación que habría de ser tan fuerte, certera y profunda, que no le pudiese caber duda alguna, pues provenía de una Instancia Superior de sí mismo: de Dios.

En el desierto primero y en la transfiguración después, profundiza tanto en su concentración con ese Amor del Alma, que, al irse de la noción de la vieja mente dividida, del tiempo, y de su pensamiento cíclico, acerca de su identidad terrena, le aparece esa Única imagen Real de lo que en verdad UNO Es. A partir de ahí, esa experiencia ha de ser vivenciada de otra manera, experiencia no ya de hombre, sino de Dios. Nada menos que una cuántica manifestación de la realidad, solo que dos mil años atrás. Nada menos que el Observador en plena acción conectiva. La conciencia humana influyendo en la más alta cota conocida de interacción con el cosmos, influyendo en el futuro, colaborando en la creación de ese futuro. Esto queda suficientemente claro, a través de todos estos siglos que han pasado, y más aún, en el evidente estado de cosas que median y restan por dar el salto de especie con y desde la influencia de la mente del Cristo.

De entre los millones y millones de cosas que puede pensar y realizar el cerebro, Jesús, el humano, aprendiz de Dios, elige aquellas que le acercan a la increíble experiencia que concreta y realiza. Sorprendentemente le salen perfectas, llevadas a ese trascender de sí mismo, y en un estado superior de la existencia: más profundidad, más sentido de la vida y las cosas, más mente lúcida y unificada. Así repetidas veces hasta que no tiene ninguna duda. En los textos de Juan, capítulo 14 le expresa a sus amigos de viaje esa Realidad ya hecha. Primeramente respondiendo a la malhumorada tesitura que uno de ellos le hace: “muéstranos al Padre y basta” revelando en afirmada respuesta de concreción y fuera de toda duda: “¿Tanto tiempo con vosotros y no me conoces, Felipe?; “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre, ¿cómo se te ocurre a ti decir muéstrame al Padre?” En segundo lugar, anticipando aquello que, largo tiempo después, podemos comenzar a entender adecuadamente, desde el conocimiento científico del funcionamiento de la mente y el Universo. Y es que aquel que no elige expresamente la posibilidad, le va a resultar prácticamente imposible ejercer la acción apropiada a intención. Vivenciar estados, concretar experiencias, experimentar resultados trascendentes, inusitadas posibilidades elegidas de antemano, (sin alta posibilidad no hay alta determinación) para concluir nada menos que en otro estado de mente diferente al que se inició. Y tercero, porque con la mente unificada, nadie puede experimentar desde el “fuera” virtual, los aspectos de la Realidad (no extraviada, escindida o alejada) que solamente podrán ir conformándose de tal ajustada manera, ejercitando esa mente en la verdadera realidad del “dentro” o estado de lo múltiple no separado.

Por ello, da a entender a aquellos que se interesan, que han de llevar primero a la mente a ese estado de común unión, de alta posibilidad o de punto de partida hacia lo demás por venir. Si lo hacen, la experiencia individual se pondrá en marcha hacia nuevas posibilidades de la inteligencia y la emoción, y si no, habrán de esperar a elegirla algún día.

Por eso, trata de decirles de esta forma, que si le miran a él con los ojos de hombres, siempre verán a un hombre, cosa distinta que si le mirasen con los ojos de Dios, que aún no contemplan la posibilidad de tomar. Y no solo le verían a él sino a ellos mismos también, y a la misma materia que les sirve de alimento y que se acuerda en llamar pan.
Nadie ha visto a Dios, les dice. Solo aquel que viene de Dios (que antes contemplase la posibilidad de encontrarle y posteriormente de realizarlo, desde nuevas también electas posibilidades siguientes o consecuentes), ese sí que ha visto a Dios.

Quien primero no determina ir a Dios, nunca podrá observar venir de Dios.

Y era difícil decirles que él sí que se había hecho Dios y que los demás aún no, y que para alcanzar ese estado tenían que renunciar a la idea inadecuada que tenían de Dios. Tampoco habían de morir físicamente para la experiencia de alcanzarlo, ni elucubrar en base a ignorantes pensamientos interferentes de deseos divididos, pérdidas y ganancias perfectamente reprimidos en los viejos programas mentales de posibilidades hartamente ya realizadas con resultado de innumerables prácticas costumbristas en basa a temores, separaciones, éxodos, pactos, magias, fabricándose así un ídolo antropomórfico lejano y externo, que reafirmaban en severidades y concretaban constantemente desde sus rituales de restringida elección posicional.

El drama humano está servido, en la medida en que se manipula la nueva realidad de la mente de Jesús, excusando aún más la vieja evasión de la realidad, o sea, desde la misma viciada mente cavernaria, tratando de hacerla encajar con ella (supeditarse a ella) a toda costa.

La situación vendría a ser algo así como el efecto espejo donde frente a él se ve la misma imagen, solo que al contrario. Y el resultado no puede ser otro que continuar con la mente dividida y en la continuada práctica de poder elegir solo entre dos conductas (que resumen todas las demás): la de enfrentamiento o lucha, y la de huida o fuga.

La resuscitación del Rostro Primero de Dios que es el Gran Objetivo conseguido de Jesús, y se suele obviar. (Pocas imágenes del Cristo resucitado, frente del gran aluvión sufriendo, con el que más se le identifica). No han entendido, ni contemplan la posibilidad de Dios en Uno mismo, pero sí de un infierno de sufrimientos en que se ha de vivir instalado. (Unos segundos antes de la común unión, dicen expresamente “no soy digno”, a partir de ahí todo sufrimiento posterior viene facilitado) En el fondo la resurrección es poco menos que imposible, y la desconfiada, ignorante y vieja mente empobrecida, contempla ese nuevo Plan de Luz de Jesús como un plan separado, lejano e inaccesible.

La consecuencia de tal actitud permanente es ritualizar a Jesús y, disimuladamente, permanecer incrustado en la misma vieja calidad de pensamiento, ideas y emociones, que en descarada práctica adictiva, niegan el cambio.

Es evidente la falta de confianza en Jesús, que pide en ese Padre que habita en el interior, al que perfectamente sabe y reconoce, pero que, en ese Camino, esa Verdad y esa Vida, que en sí mismo el humano espera, muchas excusas y poco valor trascendente.

Se quedan con el personaje y relegan a la persona. Arrinconan al Ser, pues todo lo que viene de Dios lo siguen creando – creyendo como “externo” de sí, y olvidan que constantemente Jesús habla de paz y de amor, para salir de estados de separación y enfrentamiento. Salir de inmediato de la enfermedad y el sufrimiento, para dejar de hacerse daño (pecar). Pero ni caso, la adicción a la química del sufrimiento, evidentemente ha podido más y por mucho que algunos intenten alcanzar ese estado de Dios, les puede resultar harto difícil, si antes, decididamente, no abandonan el estado mental de depredación.

Desde la vieja posibilidad, la mente filtra toda su conducta por su tamiz religioso, y se queda con la parte sufriente y anecdótica de Jesús. Desde ella, enormes “animaladas” como las cruzadas, la inquisición, la conducta “impía” de los dirigentes de las acaudaladas iglesias frente al actual drama de las guerras y el hambre, en anuente complicidad con los neandertales que lo causan. Y creen perfectamente posible compatibilizar ese mensaje, que arbitrariamente se les ocurre interpretar, como si esa fuera la propia intencionalidad de Jesús.

En estos “modernos” momentos no es ni bueno o malo, es totalmente inadecuado para la mente crística, y perverso para los mismos tergiversadores que continúan alentando la elección de seguir mirando las cosas desde un estado de separación, (unos contra otros, más allá de iglesias o grupos, hasta en el mismísimo senos familiar y vecinal: las mentes no paran de enfrentarse, o huir vía hermetismo de conducta u opinión).

La aceptación supersticiosa, apoyada en acomodados miedos y divinizados estados de sufrimiento, consecuencia del pago obligado que nos trae la autoflagelación de la insistente aseveración de lo “malo que somos los seres humanos” porque…

¿si fuésemos “buenos”, entonces, para qué serviría Dios?

Jesús nos incita subir a subir una “octava” más en ese tipo de pensamiento creador de las realidades. Nos da a entender que no es lo mismo el “hijo predeterminado del hombre” (de condición heredada) que el “hijo electo de Dios” (elegido en y desde mismo), es decir, persona humana que interactúa en el reino del césar, al que incontestablemente hay que darle lo suyo, o ser consciente de esa realidad mayor y mentalmente elevada: Reino de Dios o Reino de los Cielos, donde no existen esos trapicheos de la mente vieja, y que, cada cual debe alcanzar con su propia evolución. Por supuesto desde UNO mismo.

Jesús deja muy claro que tal cambio de mente/conducta no es posible efectuarlo de otra manera, ni desde el grupo, ni con el pueblo, el sanedrín o la masa, solo desde el interior de nuestro propio ser.

Jesús anima a todos a subir, al igual que él ya lo había hecho (¡era posible!). Un punto más de lo que hoy entendemos como evolución secuencial en inteligencia y valores: subir al pensamiento humano más de rango. Deduzco por sus palabras que su intención no era crear más religiones, ni cualquier otra cosa que nos condujera a lo mismo desde otras perspectivas.

Dios existe, pero la “trivialidad de la cueva” lo suele desplazar de su justo y adecuado lugar. El humano suele aún trapichear con Dios, a ver que le da, le saca o consigue a cambio de sacrificios para tenerlo de su parte, que le cure o cuide a un ser querido. Esto es muy humano pero ¿todo se queda ahí? ¿Solo para eso se queda Dios?

Hace miles de años que físicamente salimos de la cueva, pero parece que la mente humana suele estar eligiendo parecidas posibilidades que antaño. ¿Cómo se piensa a Dios desde la mente que especula y causa, con esa conducta de expoliación, la desolación de enormes extensiones, con personas humanas dentro? ¿Cómo se verá a Dios desde las mentes que ejercen ministerios y presidencias y le piden ayudas para matar, masacrar o aniquilar a otros que califica como infieles?

Por otra parte, para muchos es mejor enterrar la cabeza y decir que no hay Dios, y se quedan tan panchos, cuando cualquier mente animal sería capaz de tener más capacidad de valoración del orden y extraordinario estado de cosas conocidas y por conocer, aprender y practicar. ¿Qué utilización de nula inteligencia es esa? ¡Qué disparate de mente es aquella que se niega a sí misma!, aunque dicho sea de paso, también es otra posibilidad a respetar.

Dios existe. Es evidente e inteligente pensar que de la nada no puede salir nada, y este Universo, incuestionablemente, ha de brotar de una mente plus inteligente, se le llame como se le llame, pero ¿qué es? ¿Quién es? ¿Dónde se esconde en el “programa”? ¿A qué juega en el cosmos?

Cada insecto, cada mamífero, cada humano ¿Es acaso Dios en gestación? Cada piedra, cada nube o montaña, cada partícula ¿es una manifestación de la Casa o hardware material?

Jesús habla de todo esto con el acierto del que no es ciego y ya VE, habla desde ese estado Superior del Conocimiento.
Pero el acto de
VER, no resulta posible hacerlo desde los sentidos, sino desde el verdadero intelecto. ¿Es acaso encontrarse cara a cara con laabstracción, que es la causa de la concreción en – el – mundo?

¿Cómo denominar a esa abstracción de donde todo parte y se ultima en infinitas concreciones de la multivariabilidad interconexa?

La Realidad de la vida se crea en el pensamiento y ello tiene una notable influencia en el campo cuántico. El Gran Observador está todo el tiempo viendo como lo hago, respetando mis decisiones en la pequeña observación.

Pero la Ley causa – efecto ha de guiar en primicia a toda inteligencia “plantada” en el mundo, al tiempo que la Leyes Universales se disponen ávidas a enseñarme cuál es ese camino. La Gran Emoción (amor), nunca separada de la Gran Inteligencia, observa todas las posibilidades que desde la Gran Posibilidad parten.

Si una conducta elegida da como resultado final un sufrimiento, significa que esa estructura de pensamiento se ha de modificar y que tal conducta ha de ser reemplazada por una nueva elección más adecuada que le proporcione satisfacción, bienestar, más vivacidad e incitación a nuevas búsquedas. Así, la Gran Emoción (Amor) provoca el efecto para la modificación, nunca el sufrimiento. (Sufrimiento = resultado de no haber hecho caso al aviso)

El sufrimiento y la enfermedad puede que sean el sumado efecto de la recalcitrante conducta de mantenerse en el error de manera permanente, o de la posibilidad electa de atascarse (enfrentarse) a la vida y a las situaciones con actitud destructiva, malintencionada, desordenada, dispersa, desvalorada, manipulativa en contra de ese Orden.

Para eso no ha de servir la Inteligencia ni la Emoción. Para eso la Evolución no contempla el paso de mente animal a mente ser humano, el resultado no es de bienestar.

Porque si el estado mental último, donde la mente humana se autoreconoce, es donde se siente el éxito interior, alegría por el logro, el bienestar, la paz, la emoción del altero compartir, hasta el éxtasis interno, todo ello es porque, sencillamente, ese es justo el camino adecuado por donde la mente ha de mantenerse encauzada ¡eligiendo conductas verdaderamente nuevas! (no más enfrentarse, no más huir).

Dios existe. ¿Cómo encontrarlo? ¿Dónde hallarlo?

LA INFORMACIÓN (1) Es y viene de la Inteligencia en Observación. Pero LO INFORMADO (2), no separado del 1, conecta constantemente con LA INFORMACIÓN. La Información sostiene perseverantemente lo informado para que las experiencias puedan abrirse a las apropiadas posibilidades de ser electas. Pero para ponerlas en “el efectivo actuar” necesita del práctico ACTO DE INFORMAR (3) o “aterrizaje informativo”. El acto inteligente se expande y avanza: Lo llamamos evolución, y con él y en él la misma información hace fructificar realidades.

Dios existe, y la existencia radica más en lo pre – específico que en lo específico a término. En la mente, la realidad primera es preelecta, la PRE – CONCRECIÓN DISPONIBLE (DADA) ABSTRACTAMENTE COHERENTE. ¿Solo Dios sabe?

Antes de Jesús, su precursor, Juan el Bautista, no dejaba de decir algo así como: ¡Cambia tu mente!, si cambias tu mente, tus pensamientos, entonces tomarás otras decisiones, y cambiará así tu vida.

Limpia tu mente de lo viejo, el agua que derramo sobre ti te ayudará a predeterminar otro estado de la mente que te facilitará el cambio: nuevos pensamientos = nuevas realidades.

¡Deja de ser adicto a las viejas maneras de pensar, y ve por el camino de lo humano haciendo a los demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti!

¡Deja de ser un mediocre, que eso no lleva a ninguna parte, deja de vivir en la mediocridad! ¡Que tus conceptos de antiguas realidades viciadas, de tu manera de pensar y sentir se desmoronen, a la vez que yo derramo este agua de vida sobre ti. Tú, a partir de este “encuentro con el perdón”, parte desde la inocencia primigenia, decide sentirte por fin independiente de toda atadura, y así, libremente que puedas optar por realizar nuevas conductas en la vía que te estoy mostrando!

Desde la sencillez extrema de mi vida y del desierto que me acoge, yo enseño, diría la intención del Bautista, para contemplar otras opciones que lleven a la paz. Esto molesta tanto, incordia tanto a los de mente dividida (por parte de la mente unificada), que para evitarlo, en un acto de evidente sincronicidad, terminan por separarle la mente del cuerpo y es físicamente decapitado.

Pero antes de enmudecer al que clamaba en el desierto, un día Jesús llega y es bautizado por el mismo Juan. Jesús no solo está retomando esa base esencial del cambio de pensamiento como válida, partiendo de la inocencia, sino que observa como su experiencia va a ser más fuerte: decidir realizarla en sí y desde sí paso a paso, hasta las últimas consecuencias. Camino para todo humano, no de muerte, sino de vida, mas paso por paso, pensamiento a pensamiento.

Si la Mente crea nuestro cuerpo ¿Qué no será capaz de crear? Pero si como el pez dentro del agua ni siquiera es capaz de ver el agua ¿Cómo podrá llevar a cabo esa experiencia en una abstracción que ni siquiera ve? ¿O es que con la mente unificada UNO va a ser capaz de ver, escuchar, tocar, y en definitiva sentir más allá de los sentidos físicos?

Mis células están vivas, pero también tienen consciencia. Unidades pequeñas emanando de la Gran Unidad, ellas sí actúan desde un todo integrado. Yo las observo ¿Porqué no tomo la determinación para que mis pensamientos y emociones vayan emulando ese perfecto madurar – hacer y desarrollarse de mis propias células?
Así que, haciendo emerger esa Perfección, Jesús se vuelca en desarrollar al máximo de lo posible, el don de expresar intenciones de la más elevada inteligencia emocional, aprendiendo y mostrando como ser creadores de esa verdad interior.

Afirmar el propósito de venida inteligente, en la decisión de infiltrar en los espacios y los tiempos, nuevas lúcidas ideas y construcciones del pensamiento que impulsen vida a algo pleno, desde la mente del que empieza a conocer, a tener consciencia de la verdadera realidad.

No es que la anterior no lo fuese, sino que se encontraba aún limitada a tal visión.

Escoger la Verdad Única de entre lo relativo expandido, conocer la mente creadora en sí. Es decir:
*** Iluminar los estados intermedios de la materia desde un umbral mental de vibración superior.

*** Independizar y redimir grados de libertad que permanecen aún raíces, encadenando la mente, ya suficientemente condicionada de pasadas etapas de evolución.

*** Emancipar y exonerar la conciencia de la razón, para que esos más amplios grados de libertad de la particularidad inteligente, se entrelacen (interconecten a voluntad) con la Naturaleza Esencial de Origen – Fin.

Jesús de Nazaret lleva en Sí y por Sí una Naturaleza Esencial, por la que ya es capaz de escoger adecuadamente las posibilidades, proporcionadas entre las demás, para extraer la experiencia verdadera de la Vida sobre la vida (a la que llama vida eterna). Porque observa a la consciencia como la base del ser y el amor: la Gran Emoción que lo mueve, no la adicción a cariño o al sexo.

Nuevos conocimientos para nuevos hologramas, que Jesús explica desde la base de analogías de la parábola, orientados hacia nuevos lugares del pensamiento y la emoción, con nuevos resultados para nuestra especie, ya de rango inteligente, que, tras nuestros complicados avatares, debiera ser de manera clara y suficiente, nuestro puerto más cercano a arribar.

Odios, envidias, resentimientos, enfrentamientos, desamor… son posibles elecciones donde el resultado idóneo de decisión no es posible frente a lo correcto, y los efectos de la elección inadecuada, inexacta o anacrónica, confundirían el avance inteligente. El motivo por el cual nos encontramos en el aquí y el ahora transportando ese nuestro inteligente equipo, no se presta a encorsetarse con esos límites y en demarcaciones de cretácicas estructuras

Vivir – en – la – vida es lo propio, pero

Vivir – sin – la – vida es atrasado proceder.

Vivir – por – la – vida deambulando confunde a doctores y comerciantes.

Vivir – tras – la – vida es todo un refugio para condicionados.

Vivir – para – la – vida ya no es suficiente.

Vivir – según – la – vida es el comienzo del buen aprendiz, pero

Vivir – hacia – la – vida o vivir – sobre – la – vida, parece que fueron las claras apuestas del Nazareno.

¿Hasta dónde nos proponemos llegar?

Hubo de darse un momento en que Jesús llegara a hacerse una pregunta tan grande que su respuesta le obligara a salir del círculo de lo mediocremente aceptado, en la raíz de sus rabínicas creencias, y que le cambiaría totalmente la vida , llevándole al fin a un inusitado estado de común unión universal.

¿Cuál será esa pregunta que como humano también tú podrías hacerte?
Muchas preguntas sinceras son como emocionados gritos, bien desde los límites del sufrimiento, bien desde el asombro extasiado de otra realidad de una enorme amplitud inusitada.

Pero ¿cómo puede nadie desde lo condicionado, hacerse preguntas descondicionadas? Jesús pone mucho énfasis en la dureza de las mentes retorcidas por su enorme dificultad para observar lo simple y sencillo, que es donde descansan las claves de la Gran Verdad Unificada. Por eso, hace enorme hincapié en la necesidad de bajar los umbrales de hiperexcitación e interferencia de las mentes, hasta conseguir hacerse como la de un niño, porque de no ser así, difícilmente va a ser posible entrar a disfrutar del Campo Superior, abierto y no condicionado, de la propia consciencia, que él denomina como Reino de los Cielos.

En primer lugar, al niño no suele preocuparle casi nada, acepta con resignación el hambre y la miseria, aún con tristeza desgarradora, pero si el adulto no le inyecta el veneno de la razón dirigida contra sí, el niño, como ocurre miles de veces en un día en ese tercer mundo, simplemente se va a otra dimensión con una interrogación puesta en su mente, pero quizá sin conocer siquiera que es preocuparse. En las condiciones más adversas, cuando el niño dispone de un mínimo satisfactorio para cubrir sus necesidades biológicas e integrado en un grupo familiar donde se siente querido, al niño lo veremos jugar, cumpliendo con su vital obligación de ser feliz.

El adulto en cambio se complica, y enseña al niño a complicarse.

Al niño no le preocupa equivocarse una y otra vez. En ciencia no existe el experimento fallido. La mente aprende muchas veces desde aquello que ve no funcionar, tantas o más que cuando ve que acierta. Y es que al niño le va a costar mucho desmoralizarse, desanimarse, a no ser por esas precariedades extremas. En cambio, el adulto al menor contratiempo suele caer.

Sin necesidad de incentivo alguno, el niño intenta alcanzar el logro que su mente le incita, una y otra vez, setenta veces siete, si es necesario, hasta conseguir lo pretendido, pasando sin problemas a una siguiente fase, al siguiente reto donde se haría otras nuevas preguntas, conservando la alegría de haber superado las de la anterior etapa. El niño no se cansa, se excita. El científico suele tener una similar conducta siendo como un niño, en ese divertido juego de descubrir soluciones a la vida y las emociones.

Entonces ¿qué le suele pasar al adulto cuando dilapida este tesoro? ¿Por qué nos costará tanto conservar el alma de niño junto a la adecuada experiencia de aquel que acumula vivencias en el transcurrir de los años por su vida? ¿Por qué a la persona mayor le cuesta tanto adentrarse en el Reino de los Cielos, y no haber dado anteriores pasos previos de tal lúcida decisión?

La clave queda a la merced de la indagación por cada uno de nosotros, pero ¿es fundamental y verdadera? Tendría que serlo, sin ella, la confusión estaría servida.

Que no ocurra como con el decir popular de mi comarca de: “leo, leo y cuanto más leo, más tonto me queo”. Porque en el conocimiento de la realidad, aunque la lectura ayude, qué duda cabe, no es en el contenido de la lectura donde se encuentra la verdad, sino dentro de cada ser, más cuanto más capaz se sea de dar los mínimos inteligentes para entender haciendo de una fructífera lectura, una apropiada conducta personal única, en sintonía a su propia consciencia de esa verdad. No es al veraz escrito al que ha de obedecer, sino a sí mismo en relación con ese y otros aún más lúcidos que pudiese posteriormente añadir a su conocimiento inteligente.

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Tras armar personalmente y paso a paso el puzzle comunicativo a lo largo de estos párrafos, cada cual habrá de extraer sus conclusiones más válidas con la máxima libertad interpretativa. Lo subjetivo es precisamente lo que hace válido la experiencia humana individual. Sin lo subjetivo no habría ni vida ni evolución, por eso este trabajo está destinado a hombres y mujeres, no a experimentos.

También es cierto que lo objetivo es la válida y fiable herramienta que nos hace posible salida a suposiciones, antojos y pareceres, cuando en ciencia hemos de recoger la unicidad que nos saque de la dispersión especulativa.


Pero me reitero en que este trabajo concreto se crea para ser leído por hombres y mujeres (al máximo respeto de su libertad interpretativa) y no está dedicado a departamentos, escuelas, academias o instituciones. Así que, estas exposiciones no llevan implícitas, ni habrán de dar lugar a dirigirse a otro espacio que no sea el sí mismo de “cada UNO”. Si no, no le encontraría sentido alguno a lo aquí elaborado.

Y puede que los problemas de las gentes que en este planeta en realidad se resuelvan, sencillamente, organizando, cada cual el mundo en nuestra propia cabeza.

Constatar que el mejor terapeuta, el mejor maestro, y el mejor amigo interior es la misma vida inteligente que cada cual lleva puesta, ningún ejercicio ni enseñanza mejor para aprender a vivir, que ir viviendo, y si la misma vida nos ha hecho inteligentes, será para algo.
En principio, supongo que, para una sencilla reflexión de partida ¿porqué habremos de ser un tanto raros, los pocos que, al parecer continuamos priorizando la consciencia: inteligencia + emoción, por encima de todo?

No pretendo hacer fácil la lectura del texto, para su comprensión, por la impresión que pueda dar de desorden en la exposición de ideas, sino que quisiera inducir a su entendimiento por muy lenta o complicada que pudiera resultar dicha lectura.

En primer lugar, es mi autoexigencia hacer una exposición no lineal, para inducir al entendimiento, por encima de la comprensión. Lo que nos llevaría a la captación de realidades contiguas y dispares.

En segundo lugar, pretendo incitar a la creatividad inducida, para comunicar más allá de los límites o como mucho en tierras de nadie para que cada cual defina en base a su librepensamiento.

Releerlo las veces que cada cual necesite, será la solución para aquellos que encuentren aspectos de confusión derivadas de su primera lectura.

En tercer lugar, busco que cada individualidad cree su propia realidad, conectando con aquello que considere oportuno para no ser conducido a terreno alguno que no desee, decida o pretenda.

En resumen, no intento guiar ni convencer a nadie de nada, solo mostrar una realidad conectiva y confluyente desde sí misma y en sí misma. Solo exponer.

Sin esta invitación al salto de consciencia personal, el propósito de este trabajo estaría muy mermado, porque, aunque objetivamente me haya ajustado, en todo, a su validación científica y objetividad de base, la naturaleza trascendente del tema lo requiere, y esto es muy importante. Por eso, reitero, la mente no ha de quedar atrapada en disposición alguna que aprese o secuestre el ámbito individual, donde haya de ser ejercida toda experiencia. Así, pese a someras impresiones de apariencia, nada se encuentra inconexo de lo antecedente o lo consiguiente y menos aún del argumento contextual en que se sitúa el fenómeno de analogías con la realidad esencial común.

Uno

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