jueves, 18 de marzo de 2010

DONDE ESTÁ DIOS 2

La Consciencia Genuina

Digamos que es la Consciencia Patrón, con la que la mente que comienza a utilizar mecanismos autónomos (sobre todo razón) tiene que ir conectando a cada paso inteligente que de, si no quiere perderse en vías “hacia ninguna parte”.

La Consciencia Genuina es “irradiación” de esa Única Consciencia “Solar” que, a cada instante la fundamenta. Que sepamos, al menos todo ser vivo la utiliza, pero no es de propiedad de nadie, ya que al morir se la trasciende, al tiempo que esa “apropiada” estructura particular fenece. La Consciencia Genuina irá aumentando grados, según el indivíduo de la especie a que pertenezca, la vaya necesitando para predominar sobre el medio donde practique su actividad vital, o ejercite en sí, de manera especial – gradual ese fenómeno inteligente. Por eso, la Consciencia Genuina solo difiere de las especies en esos grados de funcionalidad, de hecho, nosotros también utilizamos un cerebro primitivo o de reptil perfectamente concatenado con el nuevo (neocórtex); lo que no quiere en absoluto decir que la Consciencia Genuina se emplace es una estructuras en detrimento de otras, aunque sus legítimas funcionalidades si que se suelen mantener.

El gran depósito de la Consciencia Genuina por excelencia es el inconsciente. Los mecanismos de prospección inteligente del indivíduo consciente, son incapaces de introducirse en este campo de consciencia, aunque también sea de él mismo. Para ello, el “programa utiliza un campo intermedio común donde ya a ambas informaciones les es posible “puentear”, aunque solamente en unas concretas áreas comunes y con un apropiado traslado de esa información. Fascinante función esta, que, por su complejidad y extensión, en otra ocasión pudiésemos ver.

La Consciencia Genuina es cual un faro de costa que nos indica posiciones, y para la mente avanzada del sapiens – sapiens sería como un lúcidamente señalizado campo de aterrizaje eficaz para que cada idea, reflexión o conducta pueda tomar tierra en la oscura profundidad de la raíz, sin el más mínimo riesgo de colisión. Así, quien es capaz de entender, respetar y emular a la Consciencia Genuina, o sea, le es fiel a ella (la fe existe, no confundir con creencias), entre otras muchas cosas, le va a capacitar para salir gradualmente del sufrimiento. No olvidemos que los estados de consciencia los marca:

el momento evolutivo de la mente del indivíduo + el libre albedrío que practique

La Consciencia Genuina jamás interferirá con el libre albedrío, haga lo que haga esa mente, pero igualmente jamás se doblegará ante conducta alguna contraria a Ley Universal, así que siempre esperará a que esa conducta a consciencia elaborada, sea la adecuada para la Unificación. Mientras no lo sea, no habrá tal, y esa mente continuará con su experiencia dispersa o dividida, hasta que en un tiempo – espacio se vea por fin capacitada para unificar su mente, y con ello se de ya el paso hacia otro estadio evolutivo expectante.


La consciencia va pues con nosotros todo el tiempo (que nuestro organismo físico permite), pero su campo incluye la plusdemarcación de la materia en sí. Por encima de ella (en un nivel de unicidad superior), implicita el funcionamiento de la misma vida, así que, por favor, ¡basta ya de considerarla un epifenómeno!, porque además de ignorante elucubración de neandertal, es el peor desprecio que el humano hace a su propia inteligencia. (Atiendan los que se tienen por científicos de despacho y reeditores de cíclicos tediosos textos de auto reafirmación de sus precarios puestos y pecunios, pero que no dan palo al agua en orden a la responsabilidad que su pueblo le encomienda)

La consciencia menos aún puede ser por más tiempo malversada a intereses vejatorios de los mercaderes del sistema y su legión de valedores, porque la ciencia, que siempre trabaja exclusivamente para el colectivo humano sin otro interés que el de mejorarlo, no ha de caer tan bajo. Y pese a esta manta de sempiternos parásitos ¡no caerá!.

Para un estudio de realidades hemos convenido colocar a la mente que observa en un lugar al que atendemos por cerebro, como hacedor de consciencia, aún sabiendo que existe una cuántica Observación Universal Superior o Unidad de conexión de una realidad llamémosle mayor (de más envergadura consciente). Pero también podríamos equivalentemente prefijar un número de niveles (micro universos intermedios, pongamos que siete) de realidades escalonadas de única conexión, e igualmente dotadas de incontables irradiadas micro realidades, también interconectadas y con su propio espacio de consciencia, así hasta llegar como mínimo, a cada una de las células que obviamente trabajan vivificando nuestro inteligente organismo ¡consciente en todas sus zonas!

Significa que la mente está en cerebro, pero también en cada célula, y que ambas no son para nada distintas. También que un orden mayor tiene como función aunar un orden menor.

Si esto nos quedase ya muy claro, la consciencia podríamos abordarla desde otras nuevas posibilidades de entender su realidad, y por ello de avanzar en pasos que aún nos quedan por dar, para incordio de inmovilistas, especuladores, malversadores de bienes, y manipuladores de voluntades ¡que son legión! a comienzo del siglo XXI.

Ahora, este trabajo sí que se tiene que meter en “camisas de once varas” para observar cómo son equitativamente cada una de esas siete diferenciadas mentes intermedias, que aún regidas por la unidad cerebral, en su experiencia biológica de recogida de datos, forman una pre unidad (nunca dividida ni inconexa) con cierta identidad propia: mente intermedia perfectamente diferenciada, y estratégicamente creada para actuar dentro de un programa reflejo en niveles, de eficaz ascenso de realidades (evolución). Hablaríamos de una mente en evolución o

Mente ascendente

Mente dinamizada en actividad de realidades diferentes a cada nivel de frecuencias estándar, que se dan perfectamente localizables en el espectro energético universal, escrupulosamente diferenciadas a cada “momento” de pensamiento – conducta humana y MUY LOCALIZADAS además EN EL TEJIDO BIOLÓGICO concretamente en un PRECISO LUGAR MEDULAR, donde se conforman y estructuran tales realidades.

Semejantemente al ya suficientemente estudiado ARCO REFLEJO, la consciencia aunada proveniente del campo del microtúbulo, da en formar su propio puenteo inteligente en una subestructura adecuada a inmediatez, donde cada nivel se va a caracterizar por una específica vibración distinta del otro (superior o inferior) pero sucediéndose de manera progresiva, sin saltos o desniveles que marquen tal expresión individualizada. Innumerables estados intermedios hacen que no se pueda encontrar escisiones de demarcación en esa elevación de la consciencia, filtrada desde estos gradientes inteligentes a los que me refiero. Tales gradientes irán desde una básica baja frecuencia, repito, progresivamente y sin perder solución de continuidad hacia las más altas (no más del Ultravioleta), como ocurriría al observar un arco iris, no hay líneas divisorias entre el término de un color y el principio de otro.

Si cada una de esas vibraciones tiene una “personalidad” diferenciada en el espectro electromagnético en base a su concreta vibración energética (el color ya lo tiene), eso idénticamente va a ser lo que ocurra en los niveles del tronco ascendente de realidades vía circunvolución de común – unión central.

Sí, análogamente a lo que ocurre con el tronco de un árbol que eleva su energía desde un mismo tronco en un proceso ascendente expansivo, donde su copa sería energéticamente semejante a nuestro cerebro: una esponja eléctrica de alrededor de un kilo y medio, donde ocurre… lo que en buena parte ya comenzamos a saber que ocurre. Un conocimiento que incluso nos llega a dar una evidente consciencia de la propia identidad; consciencia del medio en que vivimos y de lo que nos rodea, y ahora probable consciencia para observar de una manera también exitosa a evolución,

¡Qué soy, de donde vengo y qué sentido tiene todo esto!

Pero hay más, inteligencia y emoción son una unidad con dos aportes claros y específicos Uno desde cada hemicerebro, por ejemplo).

¿En qué medida mis células, que responden a estímulos, y por tanto tienen sentidos y tienen inteligencia, se van a caracterizar por estar fundamentadas también desde unas diferenciadas emociones concretas, con respecto a otras habilitadas en una frecuencia (lugar) diferente del espectro vibracional?
¿Habrá diferencias pues, en esos vacuos espacios microtubulares en base al lugar donde acontecen, en diferenciados tropismos inteligentes, donde la cuántica luz – color de ascendentes niveles tendría aún mucho que decirnos al respecto? ¡y que aún desconocemos!.

Si el cerebro es la “copa” esencial del árbol, y el tronco o médula espinal es la vía ascendente de recogida de datos, (y en orden descendente de información, la de ejecución de la consciencia, decisión tras decisión), entonces podremos afirmar, que en ese intercambio con el medio, la particularidad interactiva daría lugar a un crecimiento de su emocionada experiencia en – el – mundo, por tanto, en cada unidad de recogida de esas experiencias, habrá de haber un campo de rebanada cuántica donde se den niveles de consciencia multidisciplinar, para enriquecimiento de esta realidad eclosionada a la que llamamos VIDA.

Veamos: Max Plank, padre de la física cuántica, tras haber trabajado casi exclusivamente en problemas relacionados con las leyes de la termodinámica, creía que la segunda ley, referida a la entropía, iba más allá de lo generalmente admitido. (Más adelante revisaremos ambas con más detalle). Este verdadero científico trataba de encontrar una ley de la radiación independiente del empleo de cuerpos y sustancias: relación de cavidad donde estarían presentes todas las frecuencias posibles hasta alcanzar un equilibrio.

Encontró respuestas acerca de la emisión, absorción y propagación de la radiación, pero ninguna sobre la distribución de la energía en equilibrio, pues era un problema termodinámico.
Para calcular la probabilidad de las diversas configuraciones posibles en la entropía, Plank siguió el método de Boltzmann:

DIVIDIR LA ENERGÍA DE LOS OSCILADORES EN PEQUEÑAS REBANADAS arbitrarias pero FINITAS, así, la energía total se expresaba como

E = N x e,

donde N es un entero y e una cantidad arbitraria de energía que se vuelve infinitesimalmente pequeña a medida que el número de las rebanadas se hace infinito, en armonía con el procedimiento matemático.

Plank descubrió entonces que a fin de obtener la forma correcta de la energía total DEBÍA ELEGIR UNIDADES DE ENERGÍA PROPORCIONALES A LAS FRECUENCIAS DEL OSCILADOR, a saber:

E = h x f

donde f es la frecuencia y h una constante CUYO VALOR DISMINUIRÁ HASTA LLEGAR A CERO. Pero si no llevaba la energía a cero, obtenía la fórmula exacta para la radiación, y siempre que la energía fuese discontinua. O sea, que se gana o se pierde energía en forma discontinua, EN PEQUEÑAS UNIDADES INDIVISIBLES (E = h x f) a los que denomina CUANTOS DE ENERGÍA. De ese modo, la relación de cuantos de Plank, inhibe la equipartición de la energía, así que no todos los modos tienen la misma energía total. Razón de la peculiaridad de diferencias conservando identidad propia.

El enfoque clásico (Rayleigh – Jeans) funcionaba bien para las bajas frecuencias (todos los modos vibracionales existentes, pueden ser excitados) Pero a altas frecuencias, aún cuando es posible excitar una gran cantidad de modos de vibración, no muchos son excitados, pues lleva demasiada energía crear un cuanto a una frecuencia alta. (Por eso la consciencia humana ya es capaz de observar a plena consciencia el universo de partículas, y aún no le es posible hacerlo con el macrocosmos)

A partir de aquí, no solo nace la física cuántica, sino que esos cuantos o rebanadas nos dan la razón de ser de la posibilidad de existencia de los diferentes centros o niveles diferenciados de campos de alta frecuencia con identidades de vibración lumínica diferenciada.


Inclusive dentro de la amplia geografía de nuestro cerebro, habremos de apreciar lugares de frecuencias distintas, con cuantos diferenciados a nivel de protuberancia (conexión cortex – cerebelo), a nivel talámico (información del sensorio) a nivel cuerpo calloso (conexión interhemisférica) o a nivel cortex. E incluso dependiendo de qué área del cortex se tratase, las unidades de consciencia en racimo proveerían de una “consciencia característica” implementadora de la Unidad Consciente.

A partir de que tenemos ya muy claro a estas alturas que nuestro cerebro es más que un órgano biológico, nos hemos de ver impulsados más allá de la última “realidad de primate” en donde anteayer probablemente estábamos, para decididamente vernos impulsado a un campo de una inteligencia notablemente más selecta, donde la emoción tiene mucho más que ver de lo que muchos pétreamente aún piensan, y que parece que solo contemplan la posibilidad de ser algo más que primates desde la práctica del consumo y la sofisticación del comer, el beber, el copular o la confortabilidad de los espacios.

Sabemos entonces, al menos en principio para qué sirve nuestro cerebro, pero evidentemente no tenemos mucha idea de como desarrollar una conducta coherente con él, donde precisamente la emoción sea tan inteligente como el bloque de acción manipulativo – tecnológico que evidentemente se ha alcanzado. Quizá es que hayamos ido muy rápidamente en el afán de ampliar un orden inteligente, mientras el otro, aún lo mantengamos haraganeando en la actividad del primate solo que terriblemente sofisticado (o filosóficamente retorcido) pero sin salir del encadenamiento biológico primario básico de esa ordenación alineada de manada jerárquica, lo que conlleva a solo contemplar dos tipos de conductas (hablamos entonces de una libertad más que restringida): la de enfrentamiento o la de huída, porque la de inactivación consciente (apatía, indolencia o dejadez) como va en contra de la evolución es esa energía de bloqueo que evidentemente es causa de enfermedad, dolor y sufrimiento.

Entendamos de una vez que la conducta social (y por ende individual sumada) del humano global de principios del siglo XXI, no es precisamente para tirar cohetes. Quizá aún no hemos sido capaces de cambiarla, porque muchos aún (la mayoría) no son conscientes del daño que conlleva seguir aún en ese primitivo estado de consciencia. Las entrañas oscuras de la guerra, la desolación y la muerte son sostenidas por la conducta del colectivo humano como cosa normal, y dista mucho de serlo ¡no es conducta inteligente! Se le mire por donde se le mire. Mientras, otra idiocia colectiva en paralelo, en torno al consumismo, las pertenencias, apropiaciones y deseos del denso pensar, va “in crescendo” hacia ninguna parte. Pero los valores inteligentes y la genuina emoción cotizan cada vez más a la baja de una manera más que preocupante, simplemente porque ese debido equilibrio inteligente, al momento de evolución en que estamos atravesando, no es el adecuado, conforme a los recursos que la propia inteligencia – emoción tiene ya en su haber.

Al día de hoy nos encontramos realizando aún experiencia de la mente neandertal, escindiéndolo todo sufrimiento en ristre. Pero la etapa de Unificación de la mente está ya “a la vuelta de la esquina” y cuanto más se la haga esperar, peor calidad de vida encontrará en base a la incoherencia con que la mayoría de humanos del planeta se levantan cada mañana empeñados en seguir “cavando túneles”.

Pero por otra parte, también es seguro, que en otra nueva etapa de conciencia este expectante “al uso” y ya con creces resuelta.

O sea que no es pre – ocupación lo que a algunos nos mueve a reclamar coherencia, sino demandar especial (de especie) ocupación en un uso más inteligente de nuestro cerebro y nuestras de sobra aptas y válidas funciones. Reclamamos conductas que contemplen resultados evidentes de demuestren a la Vida y al Cosmos, que entendemos en un punto más que el simio, lo que somos, de donde venimos y sobre todo a donde observamos que es probable hayamos de dirigir coherentemente esta nuestra consciencia.

Tampoco es cuestión de reinventar la mente a cada paso que se da, a la manera de como el sandio político reinventa un nuevo plan ministerial de educación cada vez que llega al poder, porque si no, se están creando nuevas maneras de analfabetismo consensuado.
Todo en el Universo, se basa en una estructura ascendente que se ha de respetar, y a partir de ahí, la creatividad queda a disposición de la mente que en ello encuentre su deleite. Si no se deleita en ello (y lo hace aún depredando) todo esperará un mejor momento, aunque obviamente pagando un precio (el de culpa, castigo y sufrimientos que desde siglos el humano sigue conviniendo en pagar, por supuesto sin necesidad alguna de mantener ese precario estado)

Nuestra mente es lo que ES, y no lo que a cada “lumbrera”, se le ocurra decir que es. Solo lo evidente ha de ser atendido, porque solo el Universo observa UNA acertada realidad atendible o fiable.

Y en ese orden estudiado (observado) a la mayor profundidad posible, ser por fin capaces de hacerlo esta vez de una manera decente (veraz) o sea, científica, dado el momento en que ya la ciencia está provista de los conocimientos básicos para comenzar una Nueva andadura. Muchas mentes decentes (que no han pretendido sacar tajada ni elevado copyright de sus avances: nada es propiedad de una mente ¡que lo sepan de una vez tanto simio acaparador!)

La práctica de trabajar para su especie, la vienen haciendo de una manera consciente desde siglos, y una buena parte de esos científicos les ha costado la vida o se han visto en apuros por ello como nuestro recordado Galileo.

Trabajar para la especie no es tener estar en el uso de la verdad, sino usar la mejor consciencia disponible para acercarse a ella desde la propia consciencia (¡que no elucubra mentiras!) Es evidente que entre las veredas de los lógicos aciertos – errores de tales científicos, que no se elevan a altares algunos ni falta que les hace, sí que nos han traído (o nos hemos traído desde ellos) a evidentes mejoras de la especie. Pero en cambio, el resto de usuarios de la mente del despertar inteligente, no solo no lo ha hecho, sino que ha permanecido en la práctica del depredar filosófico justificatorio, político degradatorio, y económico desintegrador de los más valioso que posee el humano: su emoción (plus químicas) Por eso andamos cada día más socialmente cojos y escasos de realidades psicopedagógicas decentes, que sean de una vez capaces de respetar al humano como tal y aúnen el saber de una parte de la ciencia, que efectivamente ya se traduce a evidentes hechos, esa, su fortaleza.

Y por ello, que se opte de una manera colectiva, la práctica que se de en aprender a ser más “humano” sencillamente también en base a ese conocimiento del Universo, en el que cada cual podrá verse reflejado de la manera más grande y lúcida que pudo sospechar, y que por tanto, abandone de una vez su dañoso estado mental de dejadez, que aunque puede que le haga experto en la astucia del mentir, el apropiarse, el matar a otros y destruir la propia casa (planeta), entienda si le es posible, que no es conducta que verdaderamente pueda ser calificada como “humana” a término. Nuestra mente es lo que es, y a ver si siendo cada cual más profesionales de la observación de realidades (arte de vivir), justo a pie de conductas que demuestran cada cual en donde está, podemos en verdad evolucionar inteligencia – emoción como parece ser que nos urge.


A partir de este estado de cosas, no vamos a hacer aquí panegíricos ni conocimientos de cartapacio de lo que la mente es, o pueda ser, sino un acercamiento lo más eficaz posible a lo que de la consciencia podemos observar sobre todo en la más que ajustada realidad del contexto en donde nos movemos, y en los tiempos en los que habilitamos conductas sucesivas.

Tan peculiar como sabido es que no somos demasiado conscientes de los mecanismos interiores por los que reconocemos el mundo, en cambio si que somos capaces de reconocer ese mundo, y colocarle letreros de referencia por todas partes. Pero el acto de conocer va mucho más allá tropezarnos con el mundo que nos rodea y endosarle un nombre a cada cosa descubierta, sino que conlleva un proceso más profundo, donde lo primero, aunque necesariamente previo, se nos va a quedar muy escaso. El conocimiento – observación de los procesos y niveles físico – emocionales por donde discurre la consciencia ascendente, nos han de conducir a la misma consciencia, haciendo pues a su vez que hasta los más recónditos mecanismos inteligentes se puedan volver conscientes. ¡Nada hay oculto que no haya de ser desvelado!

El movimiento (actividad motora) no solo es facultad activa que surge de la mente, de la fontana emanan muchas más facultades, y resulta que la principal incluye el sentido de la emoción, del libre albedrío y sobre todo del ser. Si bien, durante siglos, la mente inteligente ha ido con más o menos acierto centrando en un órgano la localización del proceso inteligente, o sea de la consciencia, este proceso es ÚNICO.
Pero tanto error era que los egipcios del imperio medio, hace cuatro mil años, despreciando el valor del cerebro y desechándolo a través de la nariz cuando momificaban, como actualmente desatendiendo todo un mosaico de localizaciones de identidades conexas de la consciencia, sin prestarles la observación debida.

También los chinos, y los griegos acertaban al comparar cerebro y médula con semen, hasta el punto de que, aplicando una lógica secuencial, suponer que ambos derivaban del semen, ya que esto es lo que se introduce, como semilla de creación de una nueva conciencia. Pero ¿qué ocurre cuando hoy, avanzados y modernos nosotros, reducimos al semen solo a un contenido sustancial hormonal, aún sabiendo que en el hipotálamo está el centro de mando?

Quizá estemos inopiando una fundamental consciencia zonal que impregna cada proceso, en el importante nivel orbital donde se da.

El objetivo íntegro vendría a darse un punto más allá de practicar intentos divididos o dispersos. La profundidad de la consciencia unificada siempre da frutos de validez y fiabilidad.

Ir como perro tras hueso investigando donde está localizada la consciencia no nos llevará a otro puerto que al mismo lugar de partida. Solo la consciencia es capaz de llevarnos a la Consciencia, desde estados vibratorios concatenados, sincrónicos (veraces). Más allá de los sentidos conocidos, podemos recurrir al privilegio de ser capaces de embarcarnos en un viaje más extenso de lo que en principio la mente que razona hubiese podido prever que fuese, pero a su vez se daría de la manera más coherente y sencilla. Es más, al obedecer siempre a sincronizaciones de orden unificador, en ningún momento se correría riesgo alguno de extravío. La consciencia lúcida (veraz) nos saca de los laberintos de la mente de acercamiento, sus desarmonías, enfermedades o sufrimientos.

Hipócrates acierta: sensaciones, pensamiento y control, están en el cerebro. Cuatrocientos años antes de Cristo, ya daba a la humanidad el conocimiento de que ninguna enfermedad física o mental era provocada por la consciencia, sino por desequilibrios de una inteligencia aún no se encontraba lo suficientemente capacitada de emerger adecuadamente desde los cuatro humores, y aunque Platón no acepta tal teoría humoral, sí que ubica la consciencia (que llama alma) en tres partes: razón y percepción en el cerebro, pasiones nobles a nivel del corazón y bajas pasiones en hígado e intestinos. La primera evolucionaba, pero las otras dos eran perecederas.

Han transcurrido dos mil cuatrocientos años (28.800 meses /865.000 días) y poco caso parece que se hace aún a este avance de ubicación energética de la consciencia en la plasmación de la realidad inteligente – emocional del ser humano.

Han habido antaño profundos aciertos que se han dejado al abandono, y así la evolución se hace más costosa. Incluso algunos médicos romanos, un par de siglos después, trataban dolores y parálisis colocando un pez eléctrico en la planta del pie de los afectados. ¿Qué relación refleja existe entre ciertas zonas de la planta del pie y los correspondientes órganos del cuerpo? ¿Porqué se da este portento equiconectivo? ¿Quién estudiará un buen día este fenómeno estadísticamente de sobra hoy suficientemente comprobado? ¿Qué consciencia holográfica tienen las “partes” distales (polares) con el “todo”? ¿Porqué el estímulo del dedo gordo del pie interviene en las afecciones de la cabeza, en tanto que si estimulamos a lo largo de la zona plantar interna resulta que se consiguen efectos en el raquis?
Si no nos responsabilizamos científicamente de que inter – conectivamente algo está ocurriendo, difícilmente completaremos con éxito el puzzle de la consciencia íntegra, porque evidentemente al día de hoy, al faltarnos piezas cardinales, precisamente las correspondientes a significativos cimientos, no se podrá ser capaz de observar aún expectantes realidades del por hacer pendiente. Mejor que nunca viene ahora el sabio consejo de no empezar la casa por el tejado (llámesele en este caso cerebro), sin con ello denostar un ápice los avances habidos, que siempre quedarán como piezas avizoras de un “todo” aún a resolver.

El frenólogo del siglo XIX cree en una consciencia unificada, solo que no se podía analizar en partes separadas, así que todo lo concentra en el cortex y el cerebro de reptil para las funciones primarias. Los grandes avances de Broca y Wernicke no nos sacan del viejo modelo. En él continúa Wilder Penfield, pero alerta de que tanto Fritsch como Hitzig yerran al decir que los centros del movimiento motor estaban en el cortex, pues tras removerlo, su perro continuaba caminando.
Posteriormente John Hughlings Jackson plantea que tanto el pensamiento como la conducta más compleja
SE DEBÍA A LA UNIÓN DE MUCHOS DE ESOS COMPONENTES MÁS SIMPLES, implicando todas las áreas cerebrales separadas en experimentación.

De lo que se trata ahora es de refrendar que también existen componentes de actividad inteligente no localizados en el cerebro como parte de la consciencia, y que igualmente se ha de observar como actividad unificada de los mismos, en orden al pensamiento, la emoción y su subsidiaria consecuencia: la conducta.

El importante aporte del gran neuropsicólogo Alexander Luria, apunta a las asociaciones de las áreas cerebrales funcionando como un todo armónico, pero pensar conscientemente (capacidad esencial) puede perturbarla. Todo nos sitúa frente a un pensar – sentir – actuar verdaderamente tridimensional de componentes independientes, donde las disparidades de trastoque inteligente se convierten en retos de suficiencia unificadora por parte de un libre albedrío penetrante.


Asociaciones de raíz conscientes, no todas emergentes de la caja fuerte capital cerebral, protegido centro de mando, sino de vacuos intersticios distribuidos por toda la geografía corporal, aportando consciencia a la consciencia, sin estar un ápice separados de la misma. Así que el proceso rebasa con creces todo fenómeno puramente eléctrico.
Es cierto que las conexiones pueden excitar o inhibir, (avivar, provocar, activar o impedir, desactivar, frenar) pero la conexión centrada en sí misma trasciende a los efectos, tanto duales como múltiples. Los espacios microtubulares de la consciencia ascendente se comunican más allá de toda carga polar o fenómeno físico de respuesta y evidentemente de todo grueso elemento químico.

El macromundo del axón, contiene también en su seno el micro espacio de la consciencia en conexión, tal como el mar contiene al pez, y este contiene a la vida. El mar es vida, ¿qué otro seno la contiene? La clave es que todo estrictamente obedece a un orden a la perfección centrado.

¿Acaso los neurotransmisores (serotonina o dopamina) no transportan una implícita consciencia en un sutil estado vibracional energético transmolecular? ¿Acaso los espacios vacuos de una determinada molécula, sus átomos, partículas o quarks no van a estar impregnados de una específica vibración puntualmente análoga a la macrofunción química que desarrolla? Y de ser así ¿acaso no hablamos de una posible ubicación de campos de consciencia?

Cada hormona participa de manera descarada e irrefutable en el control de las conductas, y siempre a pie de emoción. La acción hipofisaria actúa como centro regulador. Las hormonas son transportadas desde el torrente sanguíneo y específicamente realizan el concreto papel del campo geográfico que “in situ” irradian. ¿Así sin más como descriptivamente se las estudia? ¿Acaso no existe una consciencia sutil tras la macrofunción orgánica (de descargas) desempeñada?

Insistir en un proceso de escrupuloso centrado es constatar que el azar no parece aparecer por ninguna parte en el proceso inteligente, y la elección de entre amplísimas posibilidades es decisión, por tanto sigue la ley causa – efecto.

Si la casualidad (manera ignorante de observar realidades) no se da, hemos de ir constatando de qué manera las fuentes químicas (macro centros hormonales) corresponderán simultáneamente con los expresados niveles de consciencia ascendente (micro centros de irradiación cuántica en rebanadas). Sintetizados en siete niveles, cada cual obedece a una determinada franja de longitudes de onda características, es decir la expresión diferencial suficiente para atender adecuadamente este mosaico de la consciencia y su correspondencia concurrente con el torrente químico. Observemos pues esos siete estadios en ascenso, comenzando por el más básico o raíz y cerrando el circuito por el más sutil o nivel epifisario.

1.- En la consciencia de la mente básica, su aporte químico correspondería a las cápsulas suprarrenales, la adrenalina, transporta la consciencia esencial de nuestra primitiva respuesta (adrenérgica: de escape o huída) para la supervivencia física. Sincrónicamente las glándulas son de forma triangular, sobre los duales riñones. Al regular el metabolismo de las grasas, proteínas y carbohidratos, y controlar el equilibrio salino corporal, nos está indicando que esa básica consciencia, “a ras de suelo”, hace el aporte de elevar el primer brote del despegue más elemental del elemento material donde la consciencia observa su crecimiento en la materia.

La parte química se iguala a la física en todo momento. Sencillamente: ácido + base = sal (elemento de inteligencia en la materia) + agua (elemento fundamental de la impregnación emocional)

2.- Se sitúa un punto más elevado en el ámbito mental del tronco de la consciencia, observamos aquí las hormonas que matizan las características sexuales (voz, vello, maneras). Desarrollo y madurez sexual cuya frecuencia energética mensurable es más alta, por tanto de longitudes de onda menor que el anterior en el espectro.

En este contexto de nivel de consciencia se fabrica esperma y óvulos, se regulan la relación sexual. (Identidad sexual traducida fielmente a conductas). El equilibrado arte de vivir que biológicamente tiene tanto que ver con el armonía emocional y todas las cuestiones que intervienen en ese preciado sexo que al día de hoy parece ser la gran asignatura pendiente (en lo profundo de su entender) de la mayor parte de la población “moderna”, podemos decir que se localiza a esta altura de consciencia, en este “ranking” de la mente que crece.

3.- La consciencia básica emergente ahora alcanza un nuevo centro inteligente de equidistancia, observado ahora en los “islotes” de la variedad solar irradiada, en el eje energético del proceso de transformación materia – energía – vida – consciencia. De análoga función a la manera en que son secretados una variedad de sustancias esenciales para este proceso biológico de eficaz digestión de alimentos, también existen otros nutrientes que sirven a la mente a modo de abundante material de lúcida transformación de realidades o consciencia solar. Similitud de este ámbito de impregnación consciente, nivel donde nos encontramos la sabia noción de los entornos. De manera paralela, la insulina, produce un macro efecto que controla el nivel de azúcar en sangre. ¡Lo dulce de la vida!

La consciencia de campo que en esta franja del espectro electromagnético se habilita, corresponderá al orden del conocimiento de la realidad del medio, en retroalimentación con la idoneidad adecuada de todas las cosas de la vida, de las formas, de los espacios y tiempos. Abundancia inteligente que este nivel aún no contempla la emoción como fundamental, aunque a ella inexorablemente creciendo se dirige y toca de manera directa.
Podríamos decir que este es el nivel “tipo” donde la mente humana mayoritariamente parece deambular al día de hoy, secuencia topográfica de conductas sin resolver en orden a la abundancia – escasez de medios, y potencial de mente eficaz que observa la materia desde la materia cual “vaso comunicante”.

4.- Observaríamos ahora la consciencia centrada circunspecta, y por tanto la del propio valor humano. Evidentemente la fuente de la consciencia emocional. Lo que ocurre ahora es que esta frecuencia de ondas, sí que empieza a estar sujeta a más grados de libertad, y por tanto expuestas a decisiones de mayor envergadura, y por tanto de mayor responsabilidad y respeto. Sería como ser conscientes de estar provistos de una vital “hoja en blanco” donde cada particularidad pudiese comenzar a escribir su propia historia en – el – mundo. Obviamente nos atendríamos macrofuncionalmente a la glándula central del crecimiento, en la céntrica zona en se aloja nuestro tan manido corazón. Justo bajo el corazón, el timo activa en las primeras fases de la vida. Energía que irradia un gran efecto purificador en el cuerpo, estimulando la producción de los leucocitos.

Al haberse actualmente reconocido las enfermedades autoinmunológicas, en las que el sistema de la inmunidad, ataca a sus propias proteínas, confundiéndolas con una sustancia extraña, es ni más ni menos que el fiel reflejo de lo que estaría ocurriendo en el plano emocional. La confusión de la emoción no sincera, es energía que va contra el mismo que la elucubra. Implantar conductas adecuadas en base de establecer las emociones correctas no parece ser aún una práctica lo suficientemente exitosa para el colectivo humano. La concreta frecuencia con que esta consciencia intervenga, marcará de manera exacta, en nivel de evolución emocional de cada sujeto. Toda nuestra literatura que implicaba al “corazón”, no parece que fuese desencaminada. El latir de la emoción, habla al humano del centro de todas sus actividades y ocupaciones a las que ahora prioritariamente ha de atender. De no hacerlo así, continuaría todavía habilitando conductas desde sus tres niveles de mayor densidad, cosa que no satisfaría a la evolución que ahora “toca”.

5.- Lugar concreto de la consciencia de la comunicación especial (de especie). Las glándulas de secreción interna se corresponden con el tiroides y paratiroides, a ambos lados de la laringe y la tráquea. La tiroxina controla la tasa metabólica corporal (eficacia con la que el cuerpo convierte el alimento en energía o eficacia en que convertimos el pensamiento en acción intencionada a pie de idea). La paratiroidina controla los niveles de calcio de la corriente sanguínea (crecimiento de la estructura biológica o intencional) Esta frecuencia de ondas, afecta pues a todo crecimiento y desarrollo energético, por tanto, es ayuda imponderable para equilibrar la comunicación y conexión de la expresión físico emocional con la experiencia intuitivo – trascendente.

6.- Ya hemos llegado al la ubicación de la vibración inteligente por excelencia, cuyo centro es la mismísima silla turca. Hablamos de descanso y observación contemplativa de la vida (nuestra vida) del mundo y del Universo. Contemplar la energía se ha de convertir ahora en la maestría de la mente en todo su proceso directivo y de valoración de realidades. Tal autodirección solo podrá darse en el momento en que el indivíduo sea capaz de ejercerla. La consciencia que aquí se practica es de la más sencilla alternancia de procesos, vía concreción. La elección de posibilidades se ha de reducir como mucho a dos. El discernimiento vía unificación, es la clave de esta energía consciente. Nadie duda que la simplificación aúna, y esta es la consciencia más cercana a la mente de unificación cósmica del expectante séptimo nivel.

La pituitaria o hipófisis es la glándula “maestra” del sistema endocrino, controlada y regulada por el hipotálamo, influye en todo el crecimiento, en el metabolismo general, y el resto de química hormonal. Libera directamente la prolactina y hormonas oxitócicas (contracciones uterinas) como alta regulación del nacimiento y la maternidad. Intuición maternal y sus grandes atributos protectores. Esta área de consciencia que observa a todas las anteriores, regula además los más sutiles procesos de la inteligencia supra racional, así como a muchos procesos de acceso intuitivo a unas realidades post condicionadas. Hasta no llegar a esta consciencia muchos ni siquiera tienen idea de la alta facultad inteligente de la que estamos hablando.


7.- La meta de la más alta vibración y más corta longitud de onda de todo el espectro de la consciencia. Biológicamente se corresponde a la glándula pineal o epífisis, ubicada en el centro superior del cerebro, con el tamaño de un guisante y que nunca se le supo dar propósito útil alguno. Descartes ya resolvía en suposiciones que era la sede del “alma”, debido a su punto conectivo más alto con el “arriba” energético. El problema es que ese “alma” dista muchísimo de la consciencia que aquí tratamos de observar. El guisantillo también hace de las suyas ¡como no!, segrega melatonina. La melatonina y un gran grupo de endorfinas influyen en toda la salud y el goce de vivir, actúan además a favor de la vida (lo entenderíamos como “contra” el envejecimiento pero no hay “contra” alguno que exista en la consciencia). Rige en la máxima instancia la adecuación de toda la sutileza de la química hormonal como centro – control de la acción biológica más experta. Además regenta nuestra vida emocional en su más alta expresión y la proyección mental de lo que ya debiésemos entender por mente unificada. También sabemos que es la sede de nuestro cronómetro – reloj interior. Unidad de acción que se proyecta en los planos espacio – tiempo del mundo.

La Consciencia es como el soplo inteligente que no solamente “anima” la vida sino que la observa en su más alto rango posible. Digamos que crea la vida, y desde sus espacios fabrica todos y cada uno de sus micros y macro componentes, encontrándose todo de una manera perfectamente conectada. La Consciencia observa la vida, emanándola desde Sí.

Viajando a los “principios”, atendiendo a nuestro desarrollo embrionario, observaríamos que el aspecto pisciforme del embrión a los 55 días forma como la corona de un pancerebro levantado donde la médula es la cola y el bidiferenciado cortex la enfrenta, como si de rueda se tratase. En ese semblante de un “todo” cerebral, lugar de trabajo para la posterior elaboración pormenorizada de cada órgano y cada estructura, CADA CONJUNTO DE CÉLULAS MADRE, evidentemente poseerán una consciencia de alta diferenciación de otras colindantes, ya que no están creando lo mismo, pero sí simultáneamente y al “picodetalle” interconectivo además.

Este alto orden de observación no aleatorio, dispone de la animación o vitalización adecuada para todo desarrollo diferenciado, no se nos puede pasar por alto en orden a la aplicación una verdadera inteligencia deductiva.
Un ejemplo: la escasez de dopamina de los pedúnculos cerebrales nos denuncia una descoordinación motora (Parkinson), mientras que los colindantes ganglios basales ( que reciben aportes del sistema límbico o de diversas áreas corticales) también se afectarán por ello, entonces, emociones y recuerdos compiten por el control de la conducta con las circunstancias y los pensamientos del presente, se han de ver afectados por el déficit químico que da lugar a esta enfermedad. ¿Pero acaso es la química actora de al función que se desarrolla, o más bien hay una mente intencional
IMPLÍCITA que ordena aquello que se tiene que segregar o no, y cuando, desde el mismísimo arranque de las células madre que comienzan a conformar órganos – función?
¿Qué consciencia claramente diferenciada tiene lugar en cada hemicerebro, o qué límites marca por ejemplo la cisura de Silvio o Rolando?

A áreas diferentes, criterios diferentes, ocupaciones de atención diferentes. No hablamos de capacidades, sino de conectividad altamente diferenciada en tractos de consciencia autónoma.

Pero la clave que nos denuncia la consciencia ascendente es que en cada tracto se encuentra una consciencia diferencial, y nos la brinda el hecho de que tienen unas secuencias evolutivas, también distintas, es decir, un aprendizaje disímil suficientemente experimentado en el nivel donde se da en relación a los demás. Solo la consciencia observa, solo la consciencia aprende, conoce, e interactúa con el medio, y tendrá que ser aceptado que cada célula tiene esa capacidad, pero dependiendo siempre de la superestructura que la centra y orienta, directamente dependiente de otra infraestructura que en respeto a su individualidad, fundamenta.

Aquí, ahora, en el desarrollo biológico del momento de las conductas primarias, el estímulo es lo que incita a todo movimiento interactivo. También es la primo – consciencia, en orden a su propio desarrollo (vía inteligencia), lo que por ejemplo hace que una rana solo atienda al aspecto de una mosca o un gusano (no atenderá a alimento alguno que caminase erguido) o que un pollo de gaviota solo abra su pico ante un lápiz amarillo con un punto rojo, o que el pico del cuco invasor tenga más éxito (más llamativo) en la recepción de la comida engañando al poco consciente pajarillo que engorda al “muy cuco”.
En la mente humana, el superestímulo de una efigie de componente sexual, levantaría de inmediato todo un efecto energético en cascada cuya base consciente no se localiza en el cerebro, aunque de inmediato intervenga en asumir las directrices que le competen. A la consciencia no se le va a poder confinar en un espacio aislado, mala noticia para los monopolizadores del cerebro, que tratan de subyugar consciencia a límites.

Ni siquiera en el Universo material, la consciencia se somete a límites. La geografía situacional de las áreas donde observamos su emanación, nos habla de la especificidad de emplazamientos de la función consciente. Los afásicos con afectación del área de Broca tendrán problemas con los verbos, y apenas con los sustantivos. Los verbos, que son los medios para nombrar las acciones se encuentran en la misma vecindad cortical que los medios para controlar (reconocer) las acciones. En la afasia de Wernike ocurre algo distinto: la persona no puede traducir el pensamiento al lenguaje, puede hablar, pero lo que dice suele carecer de significado. Pero el lenguaje implica muchas más áreas, y su complejidad rebasa localizaciones porque el todo actúa y la parte contribuye. La consciencia de la parte, tanto cerebral como medular, es pues primordial, ya que es de sobra demostrado que el movimiento no solo implica al cerebro. La Consciencia ni siquiera se supedita a su propia red consciente biológica, pues quedará apresada en finitudes, y en absoluto es así.

El control retroalimentativo del movimiento consciente, se le observa desplazarse del centro del cerebro a la periferia, como radiación que es. Estos espacios cuánticos de consciencia siguen la “ley del cuadrado” de proporcionalidad de todas las radiaciones (inversamente proporcional al cuadrado de la distancia del centro emisor). Quiere decir por ejemplo que el daño en los microtúbulos en los fascículos arcuato del área de Boca, afectarán profundamente más a la consciencia (emoción) que el daño en los fascículos de la cola de caballo que inervan zonas tan extensas como los miembros inferiores. En el procedimiento de control del movimiento motor hay dos sistemas claramente diferenciados con fibras motoras separadas que van desde el cerebro a la médula: la vía de fibra extrapiramidal y la vía piramidal. Una lesión en el tracto piramidal descendente reduciría la eficacia de agarrar objetos, pero no tanto de tender el brazo. Quiero decir que todo ello nos habla de
NIVELES DE CONTROL de programación: el de las sofisticadas pautas del movimiento en la mente ascendente, tanto automático o CONSCIENCIA LOCAL, como voluntario o CONSCIENCIA DEL TODO orgánico. A caminar se aprende, a respirar no.

Pero la melodía de la consciencia del movimiento tiene un área centralizada para él solito: el cerebelo. A la par, la consciencia pluri localizada de la corteza motora primaria, desde sus fibras piramidales, se encarga en cambio de los movimientos hábiles y superdelicados que controlan nuestras siempre ocupadas manos. Tocar una melodía al piano no es cosa insignificante para la consciencia evolutiva, así que son elementos claramente diversificados en perfecta unidad de acción, es decir, UNA CONSCIENCIA de MÚLTIPLE localización, PERFECTAMENTE AUNADA en UNA FINALIDAD. La pregunta sería ahora, ¿dónde está la parte de consciencia medular que también interviene en el centrado de la acción perfecta (o vía perfección)?

Puede que exista un sexto sentido, siempre presente pero olvidado, cual sería el cenestésico o de la realidad de la superorientación segmentaria. Una consciencia inmediata del lugar espacio – tiempo donde cada acción se desarrolle, así como la situación de cada elemento corporal que en cualquier movimiento intervenga desde el básico estado también autoreconocido como reposo. El movimiento consciente quedaría entonces representado a todos los niveles, mas las estructuras constantemente informarán de tales situaciones.
La propiocepción es sensación inteligente localizadora. Nos informa de manera automática y constante, donde se encuentran las diferentes partes de nuestro cuerpo en relación con el espacio. La mayor parte de esta información la provee de manera indeliberada; cada elemento de consciencia irradiado se encuentra perfectamente conexo desde vías aferentes y eferentes a partir de los mismos centros musculares (al más profundo nivel de potencial de acción o de membrana).

Es el SENTIDO DEL YO CORPORAL CONSCIENTE es un todo, en cada momento sujeto a diferenciación de partes. ¿Cómo se hace esto? ¡Con mucha consciencia, sin lugar a dudas!

Todo vínculo movimiento – mente de base, dispone de innumerables peri efectos de consciencia en esta misma función de superespecialización plurisituacional, donde todo obedece a campos electromagnéticos concatenados en frecuencias perfectamente entrelazadas y resueltamente especializadas, siempre dirigido a un solo fin unificado. Y precisamente el mayor grado de captación inteligente de todo ello para la mente humana se lo regala en inmediatez su calidad inteligente – emocional, suministrándonos las principales claves de los rangos conscientes que intervienen en cada proceso. ¡Qué paradoja!
Para no escandalizar a tanto estudioso que aún ignoran el enorme poder de la emoción (más allá de la actividad química) nada mejor que ocuparlos con la pregunta ¿qué es por ejemplo la música en relación a la inteligencia, la emoción y la biología? ¿Qué es la música en relación a la consciencia y viceversa para el que es capaz de componerla?

El sistema límbico, a veces ilustrado como “cerebro emocional”, tuvo sus comienzos de estudio el la evaluación de los olores, a propósito: ¿porqué el olor se nos ha vuelto menos importante que la visión o la audición? Aunque la conexión primigenia con la emoción se nos sigue evocando en retrospección de manera directa y esencial, entender esa misma emoción que llevamos puesta, parece que continúa siendo asignatura pendiente. Cada color debiera corresponderse con una temperatura al tacto o un olor de caracterización igualmente diferencial. ¿Tienen correspondencia color y emoción? Negarlo lleva ya implícito un grave error y decir que no se sabe, un lastre más a añadir para el que debe estudiar y no estudia, debe enseñar y no enseña, debe investigar siquiera lo más básico y está desarrollando otros menesteres.
Cada vez que nos alegramos o enojamos, todo nuestro organismo se implica en ello, y unas ondas lo manifiestan. Pongamos una plantilla traslúcida que calque el espectro, y ahí tendremos el campo cifrado a la medición de la emoción.
Bien sabido es que la química es el principal agente de interconexión de esos estados multivariados de la consciencia en su manifestación emocional, y ocurre que lo que en verdad se activa es el sistema límbico. Su electroestimulación local suscita emociones. La química solo es consecuente. Las conductas primarias son solo tres: escape – enfrentamiento o paralización.

Las conductas de miedo por ejemplo, que condicionan suficientes grados de libertad de la consciencia, se dan más en las bajas frecuencias y en sus espacios de localización, raquis incluido. Las sensaciones al respecto son de lo más aclaratorio para confirmar las localizaciones geográficas extra cerebrales de la consciencia.

Un cambio de ritmo cardíaco, obedecería a la acción del simpático y sus conocidas sustancias de descarga (neuropéptidos o neurohormonas), pero entonces ya estaríamos hablando de características complejas de la conducta (intuitiva, sincrónicamente llamada “corazonada”) que sobrepasaría el campo de lo molecular (aún sin distanciarse de los siempre conectados consecuentes).

Quiero decir existe un “punto de encuentro” entre el reino del pensar y la consciencia, más allá de toda experiencia subjetiva y más allá de la sofisticada función bioquímica. Ese límite cuántico observado de la mente protoconsciente a la que estamos continuamente accediendo.
Ese nivel funda – mental en la escala de Plank como la distancia más pequeña cuantificable: 10 elevado a – 33 centímetros, o sea diez billones de veces menor que un átomo de hidrógeno.

No podemos entonces eternizar ese “mirar para otro lado” remolcando las mismas teorías de antaño. Es hora de serios replanteamientos en orden a una nueva determinación selectiva y de ubicación de la consciencia. Observar sus genuinos emplazamientos en los múltiples establecimientos de la emoción inteligente, que incuestionablemente influyen en cada una de nuestras probables elecciones y con posterioridad a nuestras selectas determinaciones, donde la intención no procede de químicas (aunque obviamente las utiliza) sino de una consciencia más esencial y potente en interconexión con el mismo Universo. Y esto es tan necesario de ubicar de una vez sus cimientos, como fuente de certezas a desarrollar.

Entendamos de una vez por todas, que las elecciones no son guiadas desde los antojos (o lo aleatorio), sino desde un orden cuántico plus inteligente que habilita un programa de espacios incontables donde tal consciencia se aloja en un evidente vital programa que a partir de la gran singularidad, se expande por todo el cosmos conocido. Llegamos a estas observaciones si recurrir por fin a creencias, paradigmas o arbitrariedades. Pero lo cuántico habrá de aclararse muy bien, porque en este estado de cosas no cabe ni la aleatoriedad ni los determinismos (parece que duales por tanto enfrentados), porque la consciencia que observa no está dividida, es UNA. Como en esto último estamos de acuerdo, lo anterior habrá de ir siendo dilucidado adecuadamente.



Continuemos con ese “punto de encuentro” micro local. La contracción espontánea de los espacios de consciencia (OR) de lo microtúbulos que generan las ondas diferenciales, ocurren aproximadamente unas cuarenta veces por segundo.
ESTO SÍ QUE ES LO QUE VERDADERAMENTE PROVOCA EL MOMENTO DE CONSCIENCIA. La secuencia de estos momentos ocurrirá siempre de manera alternante (si no, no sería posible onda alguna), cada “doble alternancia” lo podríamos denominar como un “momento inteligente” siempre en un estado emocional característico (susceptible de ser comprobado). ¿Cuántos momentos inteligentes hacen falta para que exista un pensamiento? ¿Cuántos para una idea?

Y lo que nos interesa más en esta exposición ¿de dónde emergen esos momentos de evidente conectividad?
Continuar por esta línea, abocaría a una aseveración eventual: aún no tenemos mucha información al respecto, pero es muy posible que si somos capaces de limpiar un poco la estancia de los parásitos institucionales del conocimiento, y podamos continuar observando de manera honesta como unos cuantos al día de hoy lo hacemos, el futuro nos viene enérgico y cargado de muchas más altas cotas de calidad consciente que, sin lugar a duda, tendremos que ir alcanzando.

Si diésemos en suponer que cada estímulo emocional es cual una piedra que lanzásemos a un campo de recepción e interactuación conectiva, similar a la superficie del estanque, su impacto produciría unas ondas en expansión singular hacia la periferia, transformándose lo pasivo en activo. Pero si ahora la activación emotiva se provocase desde un “dentro” geográfico alternante con el “fuera”, esa agua del ejemplo se agitaría entonces desde sí misma (campo de consciencia “intra”) ya sin necesidad de estímulo condicionado (“externo” o del “fuera”, o sea, sin necesidad de piedra alguna).

¿Sería esto algo así como una AUTOCONTEMPLACIÓN ACTIVA DE REALIDADES DESDE LA PROPIA CONSCIENCIA, A TODOS LOS NIVELES DE INTERNA CAPTACIÓN (ANTENA)?.

¿Podrían ser esas energías las que verdaderamente implosionarían realidades superiores de la consciencia? De ser esta observación apropiada, “lo externo” en su mayor parte se convertiría solo en un suministro energético, en vez de un GASTO interactivo donde el que tuviese que ceder energía fuese el propio cerebro, ya que en este caso va a ser al contrario: el que capta energías es el cerebro.

La mente unificada, es pues aquella que es capaz de centrándose en ese punto, y así tener la capacidad consciente de invertir el proceso y transformar toda dependencia en autonomía. La mente consciente que unifica es no solo la que contempla la posibilidad de elevarse desde un único pilar o un punto central de la consciencia medular – cerebral, sino que tras esta gesta consciente, puede ser ya también capaz de vincularse a SU INMEDIATA UNIDAD MAYOR. Esto no hará entonces más que provocar desde sí, una altera posibilidad de novedosa emanación, en latencia desde tiempos y espacios, provenidos de pasados de experiencias de capacitación, notablemente dados ya en suficiencia, para ese salto de mutación.

La mente separada o alternante sigue la directriz onda – partícula, centrándose en la segunda, restringiendo posibilidades conscientes de la primera. Lo múltiple confina superiores decisiones en más altos grados de libertad. Salir de lo condicionado a una nueva posibilidad solo posible desde lo alterno. Salir del DOS al UNO es un evidente proceso de autocentrado.

Las emociones tienen por supuesto mucho que decir en este humano proceder. Cada emoción ha de ser evaluada súbitamente al hilo de cada situación VÍA INTUITIVA (como ocurre en cada solución que en flash instantáneo, resuelve todo problema matemático, siempre que estuviese anteriormente bien planteado) de una manera muchísimo más rápida a la de los mensajeros químicos.

Asistiríamos así un incuestionable cambio de mente, desde una estructura asombrosamente acertada (conscientemente centrada: control de lo alterno en referencia a un centro equipolar), a otra asombrosamente mejor, que eleva la consciencia bi – hemisférica. Ningún desfase vial de acceso puede provenir de lo concentradamente aunado. Lo que sí que aumentaría extraordinariamente, fenomenalmente, sería nuestra capacidad de observar (más grados de libertad consciente, menos restricción de la duales o múltiples facetas o liberación instantánea de la confusión numérica interactiva) Hablamos entonces nada menos que de un plus apoderamiento inteligente para todas las realidades, con más amplia consciencia conectiva, pero enormemente sencilla, donde ahora sí que la decisión es capaz de mover planetas como antes movía partículas.

Sí, estamos hablando de una mente descondicionada plus molecularmente, que crea conductas que por fin superan el enfrentamiento, la huída o la inactivación indiferente, apática y fría de ignorancias (mente del supermoderno consumista) frente a su propio proceso vital.

Mente unificadamente activa que sin error alguno, a cada momento es capaz de determinar desde donde se encuentran (los incontables puntos cuánticos de consciencia en que se baña), hasta donde y como atender cada campo unificado interconectivo, así que, ensamblados unidad por unidad (cual muñequitas rusas), muestren por fin un concepto genuino de lo que EN VERDAD ES LA CONSCIENCIA y DONDE SE ENCUENTRA.

¿Pero cómo unificar aquello que ni se sabe que se encuentra multiplicado, jerarquizado o dualizado? Cómo podemos ser capaces de unificar siete niveles, cuando ni siquiera se sabe qué son, dónde se encuentran, qué influencia tiene sobre la inteligencia o como es esto traducido a emociones? ¿Cómo podemos estratégica y matemáticamente hacer del siete un 3 + 1 + 3 y conectar el “abajo” con el “arriba” desde un Centro de conexión vital? o ¿Cómo geométricamente aunar dos manifestaciones polares r en una sola e inequívoca decisión que a ambas contenga y contente, si no se las sabe localizar y entender?

La evolución exige a la mente que se unifique para nuevos procesos de consciencia en otro nivel de realidades, pero las personas, entretenidas en otros depredadores menesteres aún no practican el autorespeto debido en conocimiento de su propia realidad. Una realidad tal que aún siendo hoy es perfectamente asequible a casi la totalidad de seres humanos del planeta, parece que no gusta aún del beneplácito del colectivo. Quieren seguir sufriendo, y que no duden que eso que quieren (expresa o tácitamente) es lo que van a tener, y la muerte no les va a hacer escapar de esa propia realidad, aviso a los bobos navegantes.

Si convenimos que la consciencia aumenta impulsada por la evolución, y a esto llamamos aprendizaje, no tenemos más remedio que recurrir a lo que entendemos por memoria como función estable e impulsora de avances en todas las mentes de especie. Ahora bien,

¿Se encontraría realmente la memoria en el cerebro? ¿De donde recibo la memoria de la herencia de la estatura de mi abuelo, por decir un ejemplo?

¿Cómo van a estar los recuerdos exclusivamente almacenados en el cerebro? Pero es que hay más lugares de la memoria ¿Qué ocurre entonces con el “síndrome del miembro fantasma” cuando el amputado siente un segmento que muchos años atrás se le “separase”?

Se ha comprobado que aún eliminando la parte del cerebro donde parecía estar localizado un recuerdo, este continúa aún subsistiendo.

¿En qué parte del cuerpo permanece aún vivo y estable?

¿Y no pudiera ser como un disco local de almacenamiento conexo con el disco duro que sería el cerebro, por supuesto externo a él, y bajo su control?

La Mente Ascendente sería una mente que traslada información en gradientes cuánticos desde áreas de ondas claramente diferenciadas en longitud y frecuencia, rumbo a la recogida uni – forme que ha lugar en el sistema límbico, donde la reacción emocional parece emanar en unificados paquetes o cuantos de consciencia superior. Aún sin una prima experimentación del cortex ni siquiera un reconocimiento de llegada, esa información del sensorio es recogida en primer lugar por el tálamo. Posteriormente, la manda a la corteza y esta, la reenvía vía amígdala, a la autopista medular de actividades y expresiones.

Pero es que además, las conexiones son de lo más complejo, conjuntamente a la ruta médula – tálamo – corteza cerebral – amígdala, también la consciencia habilita rutas directas tálamo – amígdala, amígdala – cortex… y hasta se vaticina que entre cada uno de los campos de consciencia hay conexiones autónomas de enlace informativo mutuo. Ahí no llegamos aún, pero sí que contamos con que esto ocurre.

TODO ESPACIO PERCIBE, RECUERDA Y APRENDE ¿acaso no aceptamos ya la existencia de la memoria celular con una base experimental lo suficientemente validada? ¿Cómo si no, se van a dar lesiones en la piel a causa de radiaciones habidas muchos años atrás? Espacios y circuitos claramente diferenciados. Los circuitos de conexión también nos han de hablar de estados de la consciencia. El indicador ahora sería su número; éste nos va a mostrar la sofisticación/calidad de la consciencia en una franja o nivel evolutivo por donde esa mente anda discurriendo. A mayor cantidad de conexiones, más inteligencia en desarrollo.

Por otra parte, SEGUIR RUTAS EXCLUSIVAMENTE LINEALES está induciendo ya a GRAVES ERRORES. Hemos logrado conocimientos suficientes para saber que existen más dimensiones, pero al menos necesitamos tener siempre en cuenta que existe una tridimensión ¿acaso la intercomunicación se ha de limitar en exclusividad a la línea y al punto?

Parece que ahora ya nos ha llegado el momento de abrirnos como mínimo a la tridimensión conectiva cerebro – médula – circuitos, y en la medida en que seamos capaces, a la polidimensión interactiva.
¿Quién asevera acaso que la captación de información celular básica sea bidimensionada? Entre nubes de ramas, la rapaz nocturna se mueve sin rozar una sola, y lo hace desde su agudizado sentido de la visión, y algo más. Los circuitos están ahora frente al humano para intelectualizar estímulos, las reacciones emocionales no se van a apear un ápice de la inteligencia al nivel en que esta última se haya de dar. A tal fin observemos los mecanismos vitales de la “unificación de lo doble”, como recogida de datos para capacitarnos conscientemente en base a las emociones, y así actuar análogamente desde una mente unificada. La polidimensión cuántica del universo ha de aplicarse a todas nuestras observaciones de la realidad.


De entrada existen emociones izquierdas y derechas, porque cada hemicerebro está especializado en el proceso analítico inteligencia – emoción. Todo quedará influido entonces por el predominio de uno sobre otro en cada caso. Por ejemplo, nuestro hemicerebro derecho se especializa en procesar caras, y el izquierdo en el contaje de elementos. La gente con el hemicerebro izquierdo lesionado, tiende a tener depresión, mientras que los lesionados en el derecho tienen propensión a alegrías maníacas.

Volviendo de nuevo a los colores de la emoción. A cada síntesis emocional corresponde un color. No hay dos emociones iguales, pero también innumerables son los matices de color. Una emoción la define una frecuencia – longitud de onda, y esta, como vimos, tiene un justo lugar en el espectro, y que a su vez quedaría definida por un determinado matiz de color.

Especular diferencias entre inteligencia – pensamiento y emoción hasta hoy no ha dejado más que opiniones de arbitrarias filosofías; que si uno se centra en el cuerpo, que si la otra en el alma, que si se han de suprimir las emociones para llegar a una racionalidad pura, que si débitos emocionales a dioses o profetas de arrebatos fundamentalistas faltando a la inteligencia y a la vida…

De todas formas, enunciar al día de hoy que pensamiento y emoción no son (en principio) expresiones mutuamente interdependientes de la actividad cerebral es error mayúsculo.
Cada pensamiento vibra al unísono con su esencial emoción cual dos facetas de una misma moneda (valor) y este conjunto, no olvidemos que se puede traducir fielmente a una tonalidad de color, que se puede adscribir a cualquiera de los colores que el mismo arco iris nos expresa. En cada expresión vibracional, implícitamente se da a observar una escala de potencial luminoso superpuesto, en base a la intensidad lumínica de esa tonalidad, según se decante más hacia lo claro (blanco: suma de todos los colores) u oscuro (hacia el negro, que sería ausencia de color). Teniendo en cuenta que cada organismo es una unidad en todos los órdenes, cromáticamente observaríamos un amplio mosaico vibracional que compete pormenorizadamente a todos y cada uno de los también unitarios segmentos conscientes. Mosaico de diferente color, localización por localización, perfectamente instalados, vía ascenso, orientados y conexos, concentrado cerebral incluido.

Uno.

Mas en: Dónde está Dios, 3

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